Salvó a su amante, no a su esposa
s del divorcio t
pasando la realidad con un
Su cirugía había sido un éxito. Por supuesto que lo f
aba em
o, un dolor sordo y profundo en mi costado que se irradiaba
mucho que
de seda que había comprado para vestir a s
icina. Tomé mi pasaporte. Y tomé
ó contra la enci
lerta de
de Periodismo por valent
hospital, con la mano vendada levantada como un trofeo
y contempland
eléfono b
principa
ó. Llegaba
ecorrieron las mal
as -dijo, su vo
papeles -respondí, manten
esa gracia depredadora que solía admirar. Se
se -anunció-. El ala médica está m
Por supue
go -dijo Dante, s
suficiente fuerza co
lo miré d
¿
la tomaste
trecortado e incrédulo q
de su padre? -pregunté-. Ya teng
replicó Dante, acercándose
la tomé
ordenó. Su voz era b
la t
tra el mostrador, hacien
lla es sagrada! ¡Represent
é de vuelta, el dolor finalme
el brazo. Su agar
hacia la pue
ropezando cuando mi pierna
atio
jó haci
o físico que presionaba la tierra. Trein
ada hasta que recuerdes d
iedra. No había sombra. Solo el
revoloteando en mi pecho-.
odrás entrar -
la puerta corrediza de cr
uedé
personal, como una mano pesa
la espalda, empapando
arse. Dolores agudos y punzan
cina. Me observaba
rando que m
pie durant
rugido en mis oídos, ahoga
negros danzaban ante mis
sar un crimen
dar esa sa
és del cristal
irar su
illas c
dra se precipit
tí el
lce y oscuro ali