Salvó a su amante, no a su esposa
olor a antiséptico y
nda de
de campaña médica.
a enyesada. No,
travesaban mi piel, manteniendo el hueso den mi pierna
en lo que se
ntía
ec
ra infinitamente peor q
o en una silla pleg
scuras bajo los ojos y su traje
rtaste
-Mi voz era u
a finca está comprometida. La
ierna
ecitó-. Fractura limpia. Cojea
leyendo un informe meteoro
otro? -
ceño. -¿Qué
o sa
no se lo h
sí, y no
? -pregunté-. ¿Por
vo crítico para la misión. Ella controla la narrativa en la prensa. S
-dije-. Tení
or bajo -dijo, su tono
ada -dije-. Es
ijo-. Siempre lo has s
al bebé
ise d
se me escapó
ente. El color desa
Qu
manas. Lo perdí bajo el librero. M
ó, pero no sali
qué no me
ero estabas demasiado oc
. -Intentó t
apa
e-. No m
tienda se abrió de golpe y
Ríos pregunta por usted. Dice q
iró al
olvió a
ío donde debería ha
una bolsa -dijo Dan
ar a la prensa, señor. Di
. Un músculo se cont
so de
e dijo-. Solo ne
-d
co minutos
-rep
f
de la
bajos y aburridos de los
ncipe de Hielo?
periodista como s
¿La de la pie
s solo un mueble. Claramente está enamorado de
imera voz-. Ella parece
é las
n temb
e mi
lari
ón no se
alci
dura y fría que no necesi
el Canario
estaba
aro esta
edaba era
afi