El Juego Mortal de Amor de Mi Hermanastro
AN
ia. Mis párpados se abrieron, revelando un techo blanco y estéril. Un hospital. De nuevo. Un entorno familia
corrió mis piernas. Mis piernas. No podía sentirlas
stás despierta, querida. Bien. Un caballero muy amable te encontró fuera de tu e
amián. No mi madre. Algui
por un profundo vacío. Pero la falta de sensación en m
urré, mi voz ronc
ma severo durante el accidente, querida -dijo suavemente, su voz en un susurro-. Es demasiado pronto para decir
abitación estéril, rebotando en las paredes blancas, estrellándose contra mi alma. Mi mente se quedó en bla
aremos más observación, una serie de terapias de rehabilita
rida desde la infancia, había sido irrevocablemente destrozada. La primera bailarina. Los escenarios eu
detenido en seco. La ironía era un sabor amargo y metálico en mi
suavemente. -¿Debo contactar a tu familia, querida? ¿A tu m
do como basura, me había dejado colapsar en el frío mármol. Y mi madre. Había
tinuó la enfermera, ajena a mi agitación interna-. Le
tó. Ellos se van ilesos, m
era, su voz práctica-. Los costos iniciales son bastan
sola. Habían estado preocupados, dijo la enfermera. Pero no lo suficiente como pa
de mis labios. Famili
Damián. A las únicas personas que realmente me h
fono? -pregunté, mi
ación. Pagó mis facturas, organizó mi alta y se sentó junto a mi cam
os. Nuestra compañía, queremos que consideres un puesto como directora artística, un
echo. Una coreógrafa. Una directora. No era bailar, no de la manera que
mano. -Andrés,
iqué mi situación, mi voz temblando con una mezcla de miedo y nueva resolución. Para mi sorpresa, escucharon. Me ofreciero
había abandonad
mi vuelo, se encargó de la montaña de papeleo y empa
nueva vida. Mientras el avión despegaba, dejando atrás la ciudad extensa e indiferente, cerré los ojos. El dolor, la traición, la pérdida aplastante... lo enterré profundo, muy profund