icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

El Juego Mortal de Amor de Mi Hermanastro

Capítulo 2 

Palabras:1703    |    Actualizado en: Hoy, a las 14:57

AN

o del video, de su escalofriante confesión. Mi sueño, mi ballet, se convirtió en mi único escape. Vertí cada onza de mi ser des

r. Era una forma de autoflagelación, una manera de adormecer la humillación que se aferraba a mí como un suda

stido suave de color pastel, su piel de porcelana y sus ojos grandes e inocentes pintaban una imagen de pura

o. Me agarré a la barr

ligera, como un tintineo de

lta. -No tengo

il filo-. Es un poco... delicado para aquí, sin embargo. Demasiados oídos. -Hizo

ocultando sus intenciones en un velo de cortés inconveniencia. No qu

entarla, mi expresión tan fría com

na sonrisa empalagosa q

la silla de invitados, cruzando las piernas con recato.

El que me enviaste. -Lo hizo sonar como si yo fuera la agresora,

¿Crees que eso fue inquietante? Prácticamente lo esta

solo estaba... enseñándome. Guiándome. Dijo que eras muy buena en eso, en hacer que la gente se sinti

te donde más dolería. Había usado mis propias fortalezas, mi

e gustaba jugar. Que disfrutabas tener el control. -Su mirada bajó a mi pecho,

de calma que tanto me había esfo

exigí, mi voz tensa-. ¿Estás aquí

de ti. Incluso ahora. Es como si... todavía estuvieras ahí, entre nosotros. -Hizo una pausa, dejando que la impl

ensé que eran nuestros, se retorció en mis entrañas. Los había com

sa, pero cada palabra un martillazo-. Y a veces, incluso le mordisqueabas

Sabía detalles, detalles íntimos, que solo Damián podría haber compa

ando un pesado pisapapeles de cristal de mi escritorio. Lo arrojé contra la pared, a solo centímetr

un terror fingido, contenían un destello de triunfo. N

a. Con el viejo y polvoriento sillón. Dijo que te encantaba dibujar allí. Y que ahí era donde ustedes dos... a menudo encontraban privacidad.

ra vez, donde yo dibujaba y él leía, donde nuestra pasión prohibida se encendió

enes giraban en mi mente, un carrusel grotesco de traición. No solo me había traicionado; había profanado nuest

ó de nuevo. El dolor crudo y abrasador de su traición me consumió. Ya no había vuelta atrás. No había esperanza de reconci

dije, mi voz distante, casi d

sonrisa jugando en sus labios, y salió

mián realmente había cambiado las tornas. No solo me había enseñado una lección; había prendido fuego a mi mundo

es afilados. Bianca Caldwell, la bailarina apasionada, la que encontraba consuelo en el control, ahora

sta y emocionalmente agotada, Damián estaba esperando. Estaba de pie

ía, acusadora-. Sofía vino a mí, temb

de nuevo. El ciclo interminable

na-. Sabía exactamente lo que esta

Me admira. Me dijo que solo quería aclarar las cosas entre

a la que has estado ensayando meticulosamente con ella? ¿La en la

guridades en ella. No es como tú. -Hizo una pausa, sus ojos recorri

ier golpe físico. Pura. Inocente. Me estaba c

e yo no soy. Todo lo que pretendes valorar. -Tomé una respiración profunda y tembl

u silencio fu

ije, mi voz recuperando algo de su acero-. Lo sabes. Estás poni

así sea. Es un precio pequeño a pagar. -Sus ojos brillaron con una satisfacción escalo

mi voz espesa de repulsión

nar a mi padre. Esto es sobre ti. Sobre tu madr

, mi voz baja y feroz-. Crees que eres poderoso, Damián

miró, sus ojos

silencio del penthouse amplificando mi desesperación. Las lágrimas llegaron entonces, calientes y punzantes, quemando surcos en mis mejillas. Lloré por el amor que pensé

co... todo era veneno. Mis sueños de Europa, de bailar en los grandes escena

ganar. No dejaría que destruyera mi estudio de danza, mi santuario, solo para fastidi

Obtenga su bonus en la App

Abrir