Esclava del amor del jefe de la mafia
¿En qué momento me había quedado dormida? Debía haber dormitado durante el viaje hasta la ciudad, el cual había tardado v
me enco
ue habíamos llegado a una gigantesca mansión, decorada al estilo barroco euro
s circunstancias que rodearan mi llegada a ese lugar, seguramente estaría fascinada ante aquella maravillosa vista, y habría desbordado entusiasmo al
nta adhesiva que cubría mi boca. Me aclaré la garganta nerviosamente y, a continuación, intenté emitir algún so
os?", pregunté en
a ver la luz del alba, tendrá que cuidar su lenguaje y actuar con sensatez", me adv
un hombre m
e la sinceridad de sus palabras. Estaba a su merced; si dijera o hiciera algo indebido, p
cería el jefe de una banda mafiosa, pero lu
de mi cuerpo, impidiendo mi fuga. Sin embargo, a decir verdad, la idea de escapar de allí nunca cruzó por mi mente, pues yo sabía que era absolutamente i
el jefe, cualquiera que esta fuera. Me sorprendió el derroche de lujo de la mansión. Cada rincón estaba decorado con un vivo color rojo aterciopelado mezclado con oro. Las esculturas
Sin embargo, jamás imaginé que llegaría a ver con mis propios ojos dicha riqueza fabulosa. A pesar de la lujo
se detenido de manera abrupta; casi choqué contr
oja doble de madera oscura, muy alta y grande, dejándome atrás, junto con los otros dos hombres que estaba
ón, la luz dorada que inundaba el interior de la estancia en la que yo acababa de entrar era cegadora. El candelabro de cristal que pendía del techo
urmuró él en voz baja.
una gran mesa de madera. No estaba mirando en nuestra dirección, sino que contemplaba el exterior a través de un enorme ventanal
aba paralizada de terror y no sabía qué hacer. Él no pensaría
ela
de la habitación. Intimidada, obedecí de inmediato. Estaba seg
sta llegar a un gran conjunto de sofás de color burdeos
mientras se volvía hacia mí por primera vez. Su gra
como él, vestido con un traje gris, se acercaba a mí y se sentaba
volver a verte", declaró, al tiempo
ndo. Bueno, no te encuentras de buenas a primeras con el jefe de un clan mafioso en la calle, y si vives en u
un se
l percatarme de que, en efecto, había
había conocido mientras corría al supermercado con la intención de h
de aquella ban
ntin