Esclava del amor del jefe de la mafia
con una cálida sonrisa, la cual acentuó las arrugas que s
mbrecillo, que ahora me sonreía con tanta amab
ernos, sí, así es", tartamudeé cuando
viaje. Debió haber sido largo.", dijo, al tiempo que se
surré mientras a
bles contigo. que te trataran con la suavidad con la que se man
decirle que me habían atado de manos y pies ni
es saber por qué. estoy aquí", señalé, confundida.
es de dólares", co
ra, pero le juro que trabajaré o haré lo que sea necesario
hacer cualquier cosa, ¿eh?",
o sea ilegal, quiero decir.
ho. Supe que lo eras la primera vez que nos vimos
to a la deuda.", comen
deos mientras agitaba la mano, en un ademán que indicaba
ivio inundaba mi cuerpo. Bueno, seamos realistas, las probabili
resa es que te cases con mi hijo", decl
cta, ahogándome con el agu
, cof
untó mientras me veía tos
ntrecortado, mientras aquel a
i hijo", señaló con seriedad, mientras en su r
ma de mal gusto?"
Si aspiras a ver la luz del alba, cu
bre de traje negro poco antes, y la piel de todo el cuerpo se me
a hacer cualquier cosa", me recordó él,
su hijo es.", co
hablando muy en serio. Quiero que te cases con mi hijo", repitió, sin
e podía leer mi mente como
arme con un hombre al que ni siquiera conozco. no lo amo.", comencé a explic
initivamente te enamorarás de mi hijo", dijo con aire de confianza mientras a
o siento, pero... ¿hay alguna otra forma de
el mercado negro. Pero quizás ni siquiera así recuperaremos los quinientos millone
yor y solo nos tenemos la una a la otra. Necesito
puedas desear: poder, riqueza, fama, lo que sea. Solo tengo un hi
en una ocasión he considerado la posibilidad de contraer mat
ra casarme, ¡seguramente no lo haría
, pregunté en tono vacilante;
e tan lejos solo para que rechazaras mi oferta y luego te marcharas de aquí como si tal cosa. Solo los miembros más importantes de la mafia saben dónde es
a haber sido más marcado: colocó con lentitud un objeto negro sobre la mesa
, como estipula el contrato
nfundida. ¿Acaso el contrato
términos", repuso mientras
s adentros, al tiempo que leía ráp
aldada, los deudores aceptan permitir que su hija, la señorita Margarita Alfonso, contraiga matrimon
ento que contuviera una disposición tan descabellada? ¿Acaso estaban absolutamente seguros
ntin