Amor envenenado: El desenlace mortal de una amistad
había sido un estribillo constante durante nuestra infancia. Le creí. Creí que estábamos destinad
sapareció en la sala, seguido de una conversación en voz baja con mi madre. No pude oír sus palabras, sol
ó directamente a la pequeña y ruinosa casa de Alejandro, la misma donde Ale
es nuevos, una suma que empequeñecía cualq
mi padre, su voz firme pero amable-. Eres un joven bril
ero, con los ojos muy
studia mucho. Haz algo de provecho. Así
Alejandro. Cayó de rodillas, aferran
te-, le juro que le devolveré cada c
udó a levantar
ro directamente a los ojos, su expresión inquebrantable-. Prométeme q
ía llorando, asi
señor Obregón.
se sintió como la culminación de un cuento de hadas de toda la vida. Ascendió en las filas de un prominente despacho de abog
Antes de irse a su nuevo y exigente trabajo en la gran ciudad, ataba mi viejo listón
jos brillantes-, y a quién regreso. -Me acercaba, su vo
rmaba mi creencia en nuestro para siem
erte tienes. Ale
ealmente, profund