Amor envenenado: El desenlace mortal de una amistad
e vez en cuando. Escuchó, realmente escuchó, y por primera vez en lo que pareció una eternid
r fluorescente en marcado contraste con la oscuridad que se cernía. Cuando
... dijo que se divorció por culpa de Alejandro. Y él parecía... angustiado. Siempre pendiente de
or estéril a antisépticos y me
endo a ceniza en mi boca-. Solía cuidarme, s
eta, volviéndome
-Las palabras fueron contundentes, sin ceremonias, desprov
ó, como si lo h
pecho-. Desde que éramos niños, corriendo como locos por estas calles, por es
bamos en la prepa y yo había olvidado la llave de mi casa, otra vez. Papá estaba en el trabajo, mamá con
icho, su mano apretando suavemente
, haciéndome reír hasta que el sol comenzó a hundirse en el horizonte. Las horas habían volado,
as y secretos susurrados. Navegamos la adolescencia lado a lado, nuestros sueños y miedos reflejándose mutuamente. Aquel fatídico día después
rado contra mis labios, su vo
esperanzas, todo nuestro futuro se sentía unido. No había 'C
mucho menos a la facultad de derecho, que era su sueño. Iba a dejar los estudios, a conseguir un trabajo en una fábrica, como su padre. Recuerdo que me lo
avía en mi pelo, pero su tacto se sentía dista
n él a mi lado. Esa noche, por primera vez, le pedí a mi
blorosa-, necesito a Alejandro
ervaba por encima del borde de su taza. La dejó con un suave tinti
eguntó, su voz baja y seria-. ¿Estás realm
n locamente enamorada. Mi cabeza se movió vigorosam