El último deseo marciano del gemelo
Ada M
debajo. Me abracé, tratando de detener los escalofríos que no tenían nada que ver con la temperatura. Adentro, podía escuchar sus risas ahogadas, la voz
l agotamiento era profundo, un compañero constante durante c
e sobresal
sorprendentemente fuera de lugar con su traje perfectamente entallado, un vaso medio vacío d
llo de algo ilegible en sus ojos.
ando una peq
ndo un poc
arandilla, conte
ro, y probablemente más cálido
silencioso de mi sufrimiento callado, de las campañas públicas
unque mis dientes habían
ando un sorb
aste. El espectáculo público, las payasadas
ia mí, con el
ntosa, inteligente. Podrías haber tenido
icardo, una tonta enamorada aferrada a un multimillonario que apenas reconocía mi existencia. Recordaba el frenesí público cuando a
espuesta familiar que no satisfa
adie que conozco. Incluso les compraste la pastilla del día de
os pasillos estériles, mi corazón un tambor hueco, mis manos temblando mientras le entregaba al
su voz más suave ahora. «Mereces algo mejor. Siempre
ma, un dolor que nunca desaparecía del
dije a Jovan, las palabras
ntes, un sonido
he. ¿Después de cinco años de paciencia santa? Ada
, un toque de lás
uánto lo amabas. Cómo soportaste todo. Pero algunos hombr
a extraña ligereza en mi voz. El malen
miró, p
saron que estabas un poco loca de dolor, tal vez tratando de aferrarte a una parte de Ju
le lanzaste después de la muerte de Julián. La gente decía que estabas desespera
, cada juicio susurrado. Me había
uces de la ciudad. «Cada insulto, cada humillación. Dej
runció
da? ¿Cuál er
frío llenando mis pul
to era
vestido, mis dedos cerrándose alre
n era que sus cenizas fue
, con los ojos muy abie
so es... a
ándome. «Es altamente clasificado. Solo los familiares directos de los astronautas pueden acceder a
l relicario. «Era un candidato. Y yo no era su esposa. Habíamos pla
os. Julián, brillante, amable, lleno de sueños, desaparecido en un ins
s para el vuelo conmemorativo», dije, mi voz espesa
ente. Su cinismo habitual había desaparec
Un familiar directo. Si me casaba con él, me convertiría en su cónyuge.
o... ¿por Julián?». Su
una liberación p
a, creo. Para mostrarles que podía hacer lo que quisiera. No le impor
?», preguntó Jovan, una extraña me
La mujer devota y desconsolada que se aferraba al recuerdo de su amor perdido casándose con su g
van, sacudiendo la cabeza. «Sopo
ente. «Era su sueño. Nuestro
pequeña y pesada plata
mente mío. «Hoy, se cumplen cinco años. Hoy, recogí las cenizas
con lágrimas no derramadas, pero tam
nalmente s
etensión, pendía pesadamente entre nosotros. El hombre que creía conocer, la esposa tran