Servida con sobras por mi cruel esposo
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un imperio farmacéutico, pero ahora no so
ervir al hombre qu
por loca; se sienta ahí con su amante, Karla, y me obl
l mundo para que creyeran que yo era inestable y me hicieron frega
n, un riesgo calculado para proteger
mi silencio
ertido en un cascarón vacío, sin saber
tumba de mi padre, la última brasa de mi antigua vida se
o solo escapa
s y fraudes, y no me detendré hasta que
ítu
plata tintineó contra
irmes, tal vez, para alguien a quien
, dulce como el veneno, llegó desde el comedor-. ¿A menos que
espo
a no mostraba nada. Solo ojos vacíos, un r
opia voz sonó plana y uniforme-. Me parec
os de Karla clavados en mi espalda, incluso a través de la pared. J
alisando un pliegue imaginario. Mis ded
ción ahora. Cada respira
en el umbral, bloq
e observaba, su mirada se detuvo en mis manos, luego en mi cara
alargó, espes
arla con un brazo. Le besó la sien, un gesto len
n en la habitación. Rebotaron en mi pi
suave, la voz que una vez me prometió la eternid
en él, con la mir
durmió toda la noche! Prácticamente soy una supermamá
s míos por encima del hombro de Karla. Un destello de a
impo
ras fueron automáticas, un guion bien
ptible en la comisura de sus labios. No le gustaba mi
ingiendo interés. El reloj de la
l desayuno. El comienzo de
fuego lento. Era para Leo, espesa y cremosa. Él era solo un
silla a Karla y luego
ar hoy? -preguntó, con un tono
, con el cucha
io. Tengo mucho que
la, con la voz demasiado dulce-. Ven, siéntate
lla vacía a su lado, una par
za, un movimiento
o estar de pie. Y e
de Karla. Intercambió una mirada con Braul
ada. Exactament
ndo el tintineo de sus tenedores cont
Braulio me había hecho arrodillarme bajo el sol abrasador dur
cio de rebelión, sería recibido con un dolor rápido e implacable. Mi espíritu te
ida te
o y luego lo deslizó por la mesa hacia mí. Un cuernito a
primer instinto fue tirar las sobras a la basura, como s
ctativa que había visto
acia adelante, con la mirada fija en la mía-. No te atrevas a desperdiciar
a amabilidad que me
re, Cassandra. No querrás s
s, una espectadora silenciosa del espe
n ligeramente. El
arganta. Alcancé una servilleta desechada, tomando el
. Me costó cada gramo de
su desprecio. Cada bocado era un
é, forzando una sonrisa-.
o. Se levantó de la mesa, empujando su
no! ¡Esto e
lido, un destello de algo
e Braulio era baja, peligr
n los de Karla. ¿Lástima?
hijo que
, mas