Servida con sobras por mi cruel esposo
rebelarse. Forcé el último bocado hacia
lso de vomitar, luché con cada fibra de mi
ctuación perfecta de servidumbre. Mis ojos, sin embargo, mante
s ojos, muy abiertos y horrorizados, iban de Braulio a mí. Pare
ni una mancha en mis cubiertos. Mi antiguo yo, la que organizaba meticulosame
er de la basura. Habría despedido a Braulio, y lu
raulio. Vio el fuego en mis ojos, el acero en mi columna vertebral. Sabía que yo no to
rgo, fue rápidamente
traba en reconstruir mi vida, ellos envenenaban el medicamento para el corazón de m
.. todo fue retorcido y presenta
dre, Braulio, habiendo asegurado su posición a través de m
Sus nombres estaban pegados en cada titular, en cada logro. Mientras
nfrontado a Braulio, gritando, acusándolo del asesinato de mi padre. In
aban. El "colapso". El "peligr
mor por mi hijo,
para él, Cassandr
n, fue rápidamente influenciada por las mentiras encantadoras de
ria robada, de su fortuna robada. Pensaron que habían gana
de vuelta. Leo. Estaba ll
piernas pesadas, cada paso un esfuerzo consciente. Lo lev
un gorjeo. Se acurrucó contra mí, su peso
Había algo no dicho en su mirada, algo casi sup
levando a Leo a la cuna. La escuché
ra Braulio. Había seguido a Karla.
voz era baja, burlona-. Ella
botella de limp
ce que lo
s temblorosos. No me miró, pero sus
ró, con la voz
rden silenciosa. Entendí. La limpieza. El r
suavemente. Leo dormía plácida
aire. Mis manos todavía estaban en carne viva por el fregado forzado de a
s picándome la nariz, los ojos. Me arrodillé, emp
i piel gritó. Me mordí un grito, un
ada un castigo por mi propia existencia. Mis ma
de Braulio, desprovista de emoción
do. Rápidamente me puse una camisa limpia y demasiad
e estaba
e fingida preocupación-. Tal vez deberías tratar de
un brillo depred
te obedeces, nada de
n amenazas tácitas. Obedece, y tal vez no termine de nuevo
luz cegadora. Era el talento joven, ambicioso y brillante qu
ión, juró que siempre s
andra. Contigo, sie
a se sentían como
movió con i
siquiera está
zando una s
to, Braulio
a guardería, impulsada por una nec
la mano en mi brazo. Su agarre fue
u voz era baja, casi un susu
te perplejo, tal
tro de mi pecho. ¿Qué me pasó? Tú me pasast
e, me robaron mi empresa y me marcaron como loca. Me hicieron pasar por u
aroma de rosas frescas, su mano en la mía. Sus votos, susurrados cont
. Tan com
staba cerca ahora, sus
Cassandra -murmuró
, como par
do instintivamente. Sus labios roza
estaba cargada de algo que casi confundí
mentira, cada traición,
La que creían haber enterrado. Todav
mar su mundo has