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Servida con sobras por mi cruel esposo

Servida con sobras por mi cruel esposo

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1198    |    Actualizado en: 11/12/2025

un imperio farmacéutico, pero ahora no so

ervir al hombre qu

por loca; se sienta ahí con su amante, Karla, y me obl

l mundo para que creyeran que yo era inestable y me hicieron frega

n, un riesgo calculado para proteger

mi silencio

ertido en un cascarón vacío, sin saber

tumba de mi padre, la última brasa de mi antigua vida se

o solo escapa

s y fraudes, y no me detendré hasta que

ítu

plata tintineó contra

irmes, tal vez, para alguien a quien

, dulce como el veneno, llegó desde el comedor-. ¿A menos que

espo

a no mostraba nada. Solo ojos vacíos, un r

opia voz sonó plana y uniforme-. Me parec

os de Karla clavados en mi espalda, incluso a través de la pared. J

alisando un pliegue imaginario. Mis ded

ción ahora. Cada respira

en el umbral, bloq

e observaba, su mirada se detuvo en mis manos, luego en mi cara

alargó, espes

arla con un brazo. Le besó la sien, un gesto len

n en la habitación. Rebotaron en mi pi

suave, la voz que una vez me prometió la eternid

en él, con la mir

durmió toda la noche! Prácticamente soy una supermamá

s míos por encima del hombro de Karla. Un destello de a

impo

ras fueron automáticas, un guion bien

ptible en la comisura de sus labios. No le gustaba mi

ingiendo interés. El reloj de la

l desayuno. El comienzo de

fuego lento. Era para Leo, espesa y cremosa. Él era solo un

silla a Karla y luego

ar hoy? -preguntó, con un tono

, con el cucha

io. Tengo mucho que

la, con la voz demasiado dulce-. Ven, siéntate

lla vacía a su lado, una par

za, un movimiento

o estar de pie. Y e

de Karla. Intercambió una mirada con Braul

ada. Exactament

ndo el tintineo de sus tenedores cont

Braulio me había hecho arrodillarme bajo el sol abrasador dur

cio de rebelión, sería recibido con un dolor rápido e implacable. Mi espíritu te

ida te

o y luego lo deslizó por la mesa hacia mí. Un cuernito a

primer instinto fue tirar las sobras a la basura, como s

ctativa que había visto

acia adelante, con la mirada fija en la mía-. No te atrevas a desperdiciar

a amabilidad que me

re, Cassandra. No querrás s

s, una espectadora silenciosa del espe

n ligeramente. El

arganta. Alcancé una servilleta desechada, tomando el

. Me costó cada gramo de

su desprecio. Cada bocado era un

é, forzando una sonrisa-.

o. Se levantó de la mesa, empujando su

no! ¡Esto e

lido, un destello de algo

e Braulio era baja, peligr

n los de Karla. ¿Lástima?

hijo que

, mas

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