Votos Destrozados, Venganza de Sangre Implacable
So
Kimberly se tensó, sus ojos b
nosa, como si mi sola presencia fuera una ofensa. Su lealtad, todo su ser, estaba irrevocabl
a pateado. Pero el dolor físico era un zumbido distante en comparación con el fuego abrasador de la traición en
Y no me detendrás. -Comencé a caminar hacia la puerta pri
e estaba frente a mí, bloqueando mi cami
s a ninguna parte. -Me agarró del bra
cho a retenerme aquí! Nuestro matrimonio está anulado, ¿recuerdas? ¡
ros estaban a centímetros de distancia. Su aliento, con
de lo que le hiciste a Kimberly? ¿Después de lo que le hiciste a tu padre? -Su voz er
unfante de Kimberly, y me metió en su coche que esperaba. La puerta se cerró de
a puerta, pero estaba cerrada. Mi teléfono había desaparecido. Estaba completamente a su merced. M
dre había muerto, donde había estado confinada. La sangre s
y médicos nos miraron, luego apartaron rápidamente la vista, sus rostros grabados con una extraña mezcla
a la puerta. Tan pronto como entramos, la cerraron detrás de nosotros. Alejandro me empujó sobre unatra las ataduras, una nueva ola de pánico
plicas, su ro
mera, que se acercó con una jeringa grande-. Atacaste a Kimberly. Estás histérica. Pusiste en
relicario de mi padre para atormentarme! -grité,
a decepción en su rostro-. Todo mentiras. Siempre has sido tan propensa
loroso, se acercó a mi brazo. La aguja br
marse, señora del Valle -su
ar mi brazo, pero las correas me sujetaban con fuerza. La aguja atravesó mi
s pasado por mucho. Estás estresada. Necesitas recuperarte. Y Kimberly necesita un embr
e abrieron
labras se sentían espesas y lentas en mi len
a un nuevo programa. Un proyecto muy importante. -Sonrió, una expresión escalof
n pedazo de mi vida drenándose. Mi visión se nubló. Me sentí mareada, dé
a, su voz temblando, mirando la gran c
o, su voz firme-. Otros ci
desprendidos. Me estaba desvaneciendo, a la deriva en la oscuridad. Mientras
émenlas. Cada último rastro. Quiero un nuevo comienzo para Kimberly. Y el acuerdo p
dad. Todo, borrado. Luché contra la oscuridad, una luc
uerpo era un cascarón vacío, débil y tembloroso. Mi boca estaba seca, mi
dijo una voz-. ¿Es es
ly, aguda y clar
s perfecto. No querríamos desperdiciarlo, ¿verdad? -Sus palabras estaban car
e aferró a la palabra-. ¿Donante para q
la puerta, su sonrisa
ña bolsa transparente. Dentro, entre otros artículos, había un pequeño relicario de oro. Mi relicario-. Y mira -ronroneó-, el relicario de tu padre. Un pequeño recuerdo de su desafortunad
abía perdido, su embrión. La comprensión fue un maremoto de horror, ahogándome en una desesperación abyecta.
ía? Alejandro está tan emocionado. Me
rostro triunfante de Kimberly se fusionó con la imagen fantasmal de mi padre, sus ojos tris