El amor forjado en mentiras silenciosas
El
ón de sonido, áspero e inoportuno. Mi cabeza palpitaba, mi cuerpo dolía, cada músculo protestaba. Inten
una amargura que nunca antes había oído-. ¡Diez años! ¡Diez años jugando
ete doloroso. Culpa. Eso era, ¿no
quebró, llena de un anhelo crudo y desesperado-. Ojalá... oj
manos, ocultas bajo las sábanas del hospital, se cerraron en puños, mis uñas clavándose en mis palmas,
ogada por las lágrimas, llena de una profunda conmoción y dolor-. ¿Despu
an, su voz cargada de un desafío cruel-. ¡No impor
El inconfundible son
na, ahora temblaba de rabia-. ¡No te atrevas a hablar de Elinor así! ¿Y qué es
o me tiene lástima, no me trata como a una muñeca de porcelana frágil
rante una década. Y lo estaba escuchando todo, cada palabra cruda y brutal. Era la primera vez que lo o
iaba. Deseaba que
ío en mi pecho se extendió, consumiéndome. Mi corazón, una vez una cosa vibrante
ilencio, pesada con pala
ados y cansados. Hablaron sobre la investigación, sobre conseguir justicia para mí, pero no mencionaron
mblorosa-. Iremos a la escuela, a la policía. Nadie puede lastimar a nues
me encargaré.* Mi resolución era fría, dura, inquebrantable. No dejaría que
o juré en mi corazón,
io, un marcado contraste con el chico animado que usualmente llenaba la casa con su presencia.
nte-. ¿Podrías... podrías ir a buscarlo? ¿Por favor? No nos escuchará a n
la repisa de la chimenea, una foto de nosotros de niños,
sentí, un acuerdo suave y deliberado. Iría.
de un bar, rodeado por un grupo de chicos de aspecto rudo, una nube de humo de cigarro flotando pesadamente en el aire. Bryan, vestido con una impecable cami
tan sereno, se sonrojó intensamente. Rápidamente dejó caer su cigarro, aplastán