El amor forjado en mentiras silenciosas
El
ia usualmente parecía ilimitada, ahora escrutaba el acordeón arrugad
emente suave, pero firme-. ¿Esto
No podía hablar, no en voz alta, todavía no. Mi silencio, un hábito de una dé
un toque de frustración asomándose-. Necesito u
encio que se había tragado mi voz por completo. Solo veía a una estudiant
ojó, una vena pal
está ayudando a t
scritorio, levant
ins. -Las palabras fueron una sentencia de
susurro malicioso, co
ente está demasiado ocupada practicando cómo parecer inocent
as pinchando mi piel. Mi cara ardía. Mi mirada se desvió hacia Bryan, una
ojos. Miró a Astrid con furia, una amenaza silenciosa que usualmente l
tra escena en su retorcida obra. Su «juego» para hacerme llorar estaba
do con preocupación, pero también con un toque de exasperación.
guntarle a Elinor qué pasó? ¿Por favor? -Lo miró a él, lueg
as a la clase, sus manos moviéndose en los familiares y fluidos movimientos de la lengua de señas. *E
ferente. Sus manos, que antes eran una fuente de consuelo, ahora se sentían como un conducto para la t
Jenkins, todavía parcia
baja, pero lo suficientemente clara
e miró. Simplemente se los dijo. La traición fue t
o de mí. Una resolución fría y dura. No dejaría que
pón que hizo que todos saltaran. Miré a Bryan, luego a la ma
de genuina confusión en su rostro. Sacudió la cabeza, un
ndes y claras: «Hice trampa. Lo siento». Luego se lo entregué a la mae
dos en una delgada línea. Me tomó del brazo, su agarre firme, y
ndida. Su sonrisa de suficiencia vaciló, reemplazada por un momentá
geramente. Sus hombros se hundieron. Un temblor recorrió su
registro disciplinario formal. La maestra Jenkins, supe más tarde, había luchado por mí en la ofici
piel, pero no sentía nada más que un frío glacial. El mundo, tan
solución. Su juego termina ahora. Me lo juré a
a murmurar: «Tramposa, tramposa, pan y tortilla», por lo bajo, una burla
peó su mano sobre él y, con señas agudas y cortantes, *Cállate. Ya.* Luego vino a mi escritorio, empujando mi si
s haciendo esas señas familiares, *¿Estás bien?* Era un ritual, un bál
stoy bien.* Mis manos se movieron, pero
io incómodo. Podía sentir la mirada de Bryan sobre mí,
¿Todavía vas a la UNAM para la universidad?* Era una prueba, una confirmación
haríamos.* Su respuesta fue inmediata,
ptible. Luego me di la vuelta y caminé dire
as en blanco. Llené una nueva solicitud, una nueva universidad, una nueva ciudad
ros caminos, una vez entrelazados,