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El amor forjado en mentiras silenciosas

Capítulo 2 

Palabras:1196    |    Actualizado en: 13/11/2025

El

ia usualmente parecía ilimitada, ahora escrutaba el acordeón arrugad

emente suave, pero firme-. ¿Esto

No podía hablar, no en voz alta, todavía no. Mi silencio, un hábito de una dé

un toque de frustración asomándose-. Necesito u

encio que se había tragado mi voz por completo. Solo veía a una estudiant

ojó, una vena pal

está ayudando a t

scritorio, levant

ins. -Las palabras fueron una sentencia de

susurro malicioso, co

ente está demasiado ocupada practicando cómo parecer inocent

as pinchando mi piel. Mi cara ardía. Mi mirada se desvió hacia Bryan, una

ojos. Miró a Astrid con furia, una amenaza silenciosa que usualmente l

tra escena en su retorcida obra. Su «juego» para hacerme llorar estaba

do con preocupación, pero también con un toque de exasperación.

guntarle a Elinor qué pasó? ¿Por favor? -Lo miró a él, lueg

as a la clase, sus manos moviéndose en los familiares y fluidos movimientos de la lengua de señas. *E

ferente. Sus manos, que antes eran una fuente de consuelo, ahora se sentían como un conducto para la t

Jenkins, todavía parcia

baja, pero lo suficientemente clara

e miró. Simplemente se los dijo. La traición fue t

o de mí. Una resolución fría y dura. No dejaría que

pón que hizo que todos saltaran. Miré a Bryan, luego a la ma

de genuina confusión en su rostro. Sacudió la cabeza, un

ndes y claras: «Hice trampa. Lo siento». Luego se lo entregué a la mae

dos en una delgada línea. Me tomó del brazo, su agarre firme, y

ndida. Su sonrisa de suficiencia vaciló, reemplazada por un momentá

geramente. Sus hombros se hundieron. Un temblor recorrió su

registro disciplinario formal. La maestra Jenkins, supe más tarde, había luchado por mí en la ofici

piel, pero no sentía nada más que un frío glacial. El mundo, tan

solución. Su juego termina ahora. Me lo juré a

a murmurar: «Tramposa, tramposa, pan y tortilla», por lo bajo, una burla

peó su mano sobre él y, con señas agudas y cortantes, *Cállate. Ya.* Luego vino a mi escritorio, empujando mi si

s haciendo esas señas familiares, *¿Estás bien?* Era un ritual, un bál

stoy bien.* Mis manos se movieron, pero

io incómodo. Podía sentir la mirada de Bryan sobre mí,

¿Todavía vas a la UNAM para la universidad?* Era una prueba, una confirmación

haríamos.* Su respuesta fue inmediata,

ptible. Luego me di la vuelta y caminé dire

as en blanco. Llené una nueva solicitud, una nueva universidad, una nueva ciudad

ros caminos, una vez entrelazados,

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