icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
El amor forjado en mentiras silenciosas

El amor forjado en mentiras silenciosas

Autor: Gavin
icon

Capítulo 1 

Palabras:2210    |    Actualizado en: 13/11/2025

mi protector, mi voz, mi todo. Me resguardaba de un mundo que

i contra, de repente recuperé el oído. Solo para descubrir la horrible ve

un susurro venenoso que ahora podía oír a la perfecc

or era su entretenimiento. El chico en el que confiaba, la familia q

sa e indefensa que podía controlar. Creí

quiv

úblico para exponer sus crímenes. Mientras el mundo estallaba en caos y su vi

ítu

El

ñido sordo, un sonido que ya casi no registraba, pero el destello agudo de luz captó mi atención. Astrid Nolan, la chica nueva, est

nido agudo y claro que de alguna manera p

zos abiertos como si estuviera en

yan, su rostro una máscara de sorpresa, luego algo más frío. Su mirada se desvió ha

alidez. Las palabras quedaron suspendidas en el aire, pesada

a oscura y latente. Sus ojos, que usualmente brillaban con picardía, se volvieron fríos y duros. Se ace

irás de eso,

n mí, una mirada venenosa

enaza silenciosa que gritaba más f

do. Llevó su mano a su propio pecho, una seña familiar para «mía», luego apuntó con un dedo a Astrid, una clara advertencia.

Astrid recibió un día de suspensión interna por «interrumpir el servicio de almuerzo y agresión verbal». Se sintió

opuso atormentar a Bryan y, por extensión, a mí. Le ponía el pie en el pasillo, «accidentalmente» de

clase, corregía públicamente su gramática frente a todos, o incluso una vez, en un ataque de

chica con la boca amordazada o imágenes de llamas. Siempre estaban escondidas, siempre destinadas solo para mí. Las encontra

estaba vacío, la luz era tenue. De repente, me empujaron a un cuarto de intendencia. La puerta se cerró de

ita muda. Ni siquiera pu

ba contra mis costillas, un pájaro frenético atrapado en una jaula.

uz. Bryan estaba allí, su rostro contraído por una furia que rara vez h

pasillo vacío. La apartó de la puerta con tanta fuerza que ell

Sus ojos, brillantes con un destello peligroso, se en

a dulzura fingida-. Como un perro leal. Pero dime,

ó. La insinuación me g

n el cuello de Astrid, una débil marca roja, un chupetón. Gritaba una intimidad, una traición, que me dejó sin

de repente rugieron con una cacofonía de sonidos. El zumbido de las luces fluorescentes, los gritos lejanos de los chicos en el gimnasio, el latid

on la fuerza de un maremoto: su mirada, una vez tan devota, ahora tenía un cambio sutil, un destello de algo que no podía nombrar. Er

ahora podía oír. Le hablaba a Astrid, pero sus palabras estaban destinadas a

y molesto que rechinaba en mis sen

ermizamente dulce-. No te preocupes por

rofundo, húmedo e íntimo. Y luego, el inconfundible sonido de sus respiraciones, entrecortadas y desesperadas, llenó e

u voz cargada de satisfacción-. La pr

Bryan, su voz ahogada-

ísico, una confirmación escalo

una cacofonía de dolor. Mi cabeza palpitaba. Cerré los ojos, deseando el silencio familiar, el vacío reconfortante que u

iliar, su forma habitual de consolarme después de uno de los ataques de As

iliares, que antes eran un salvavidas, ahora se sentían como una burla cruel. Lo intentó

udiencia de uno. ¿Cuántas veces me había «consolado» después de orquestar mi dolor? ¿Cuántas veces me había fundid

uncido en concentración. Había pasado horas, días, semanas, solo para hablar conmigo, para ser mi víncul

acia el infierno para salvar a Bryan, su último acto para protegerlo, para darle un futuro. Un futuro que ahora estaba desperdiciando, escupiendo,

a estaba allí, una marca cruel. Era un testimonio silencioso, una manifestació

*Quiero denunciar a Astrid. Al director. A la policía.* Mi pulga

rmeza, deteniéndome. Sacudió la cabeza,

estaba plasmada en su rostro, pero no era por mí. Era por ella. La revelación me golpeó con fue

ue acababa de oír. *Son cosas de chavos. Estás exagerando.* Sus palabras fueron despe

é haces esto más difícil? Solo olvídalo. Pórtate bien.* Su tono era agudo, una orden

que ahora podía oír como la mentira manipuladora que era. *C

a escena, lejos de la verdad. *Vámonos a casa.* Estaba tratando de contr

una rebelión silenciosa, un rugido callado

a, una marioneta en sus hilos, pero mi mente ya estaba tramando mi e

isa burlona en su rostro. Le lanzó un beso a Bryan, un gesto descarado y provocado

, mi mente acelerada. Un pequeño trozo de papel arrugado aterrizó en mi escritorio. Lo recogí. Era

se giraron. Mis ojos se encontraron con los de Bryan al otro lado de la sala. Su rostro estaba pálido, sus ojos muy a

Obtenga su bonus en la App

Abrir