La Venganza Invisible de la Heredera
e paré frente a las puertas de hierro forjado, mi corazón latiendo un ri
. Me condujo a un salón soleado donde una mujer con ojos familiare
pregunté, mi voz
tello de reconocimiento en su mirada, una profunda tri
olté, las palabras torpes y cru
lores se le resbaló de las manos, h
una voz fría y autoritaria cortó
de frío pragmatismo. Me miró de arriba abajo, su mirada
o una bofetada. Él lo s
tinuó, su voz como el hielo. "No permitiré qu
entraron las dos personas que menos quería ver. Damiá
o. Sonrió radiante, caminando para saludarlos. "
rió. Yo era un inconveniente,
, la voz de Damián era aguda, s
padres", dije, mi voz
irada de furia. Pero Ximena, la maestr
ándose al brazo de Damián. "Debería irme. N
, dijo Damián, atr
eres tú, Ximena", declaró
Ximena es la única he
de mis labios. "¿Así que todos van a quedarse ahí parados y menti
llo de algo en sus ojos, culpa, tal vez.
, dijo, con voz fría. "Todo e
tiene una familia, una fortuna, un pr
ián palideció. N
táculo de salir corriendo de la habitación,
era de la casa, hacia la g
ritó Damián,
escapar de esta casa de mentiras. Cuando llegué al bor
u rostro torcido por
mojados. Mis brazos se agitaron y me
Un trauma infantil, un incidente de casi ahogamiento en una casa hogar, volvió de golp
asó nadando justo a mi lado, sus ojos solo en Ximena. La sacó a la s
lo entonces, como si fuera una ocurre
n de par en par con
ulló de
. El mundo se oscureció. Mi último pensamiento fue s