La Venganza Invisible de la Heredera
a arruinado, pegado a mi piel como un sudario. Un taxi que pasaba me salpicó con una ola de agua sucia, y el tacón de mi zapato
llegué al penthouse. La fiesta había ter
en la mano. Levantó la vista cuando entré, sus
asó?", preguntó, c
s. Inmediatamente envolvió mis hombros temblorosos con s
s unas horas antes, habría derretido mi corazón. A
parecía dolor al ver los cortes en mis pi
acto tan cuidadoso como si yo fuera una muñeca preciosa. El ardor de la toall
lo bajo. Preparó la tina, llenándola con agua humean
capó y trazó un camino por mi mejilla. La sequé, c
n veneno, y yo lo había esta
temente envuelta sobre la mesa de centro. Era el regalo que le había traído de
una expresión de genuina sorpre
aron. "Elena... esto es incre
o, hundiendo su rostro e
ulo tenso. Me aparté suavemente. "No fue
voz plana. Necesitaba alejarme de
o. No notó la frialdad en mis ojos ni el temblor en mis m
en la tina. Simplemente me senté en el suelo frío, el vapor llenando la ha
o iluminó la panta
ar a verla. Es el regalo perfecto p
podía romperse más, se part
lla. Yo solo fui la mensajera, reco
ar. Era su hogar. Yo solo era una invitada temporal, una cuidadora
escuchado. Elena sabe que es la
un mar de mentiras. L
ureció en mi mirada. No sería
ilia. Reclamaría mi
zaría