Renacer para su amor salvaje
nocerme tan bien. Mi orgullo, mi compostura, mi supuesta distancia emocional. Creía que
to, que una vez habría hecho que mi corazón se acelerara, ahora s
oque lo suficiente para vender la actuación-.
agó por
besó la frente, un gesto de fingido afect
lia todavía estaba allí. Una curiosidad morbosa, una necesidad de ver el alcance total de s
mol, rodeada de burbujas, con una sonrisa de su
rrodilló jun
osa -susurró, su voz una c
izo un puchero Dalia, salpicándole
ó la mano, llevánd
Pero te lo compensaré m
Retrocedí tambaleándome, con la mano apoyada en la pared para estabilizarme. El aire en el pent
ndo por qué siempre mante
contaminado, cariño. Quiero man
ra tan amarga que
i un segundo más. Me di la vuelta y bajé corriendo por la gran y am
ventanales del piso al techo. Las luces brillantes del horizonte de la Ciudad de México se ex
o de agua. Se detuvo cuando me vio, un destello de algo,
que él, con todos sus miles de millones de nuevo rico, había deseado desesperadamente poseer. Pero rápidamente sofocó el pensamiento. Casi podía escuchar su monólogo interno, el
uave y cargada de esa misma falsa preo
lo
a sofocan
tierna domesticidad diseñado para desarmarme. En mi primera vida, me había derretido bajo este toque, creyendo que era una prueba de su amor. Ahora, me sentaba rígida, mi mente clara y
mis batas de seda, miró la escena. Sus ojos se entrecerraron con un destello de pura y venenosa envidia.
ezó", cayendo por los últimos escalones
Da
. Ni siquiera me miró. Se arrodilló junto a ella, sus man
ensa con un pánico genuino, un marcado con
, su mirada se desvió hacia mí, una pequeña sonrisa triunfante y burlona juga
jé la mirada, ocultando la furia en mis ojos. Una cosa era saber la verdad, pero ver su pref
a pasado, dejando atrás una claridad dura y brillante como un diamante. Pensaban que est