Su Obsesión, Su Segunda Vida
r cardíaco y el olor a antiséptico. Mi costad
elante. Sostenía mi mano, su agarre firme incluso en sueños. Parecía agotado, su
. Cuando vio que estaba despierta, el alivio inundó su rost
retó mi mano-. Lo siento much
Después de cada griterío, cada plato roto, cada moretó
ría haber estado latiendo con miedo o ira, se s
o lo estaba, pero era
io lo hizo parecer más joven.
, fue el modelo de devoción. Me dio de comer, me leyó y me tomó de la mano, susurrando promesas de cómo la
ra. Una hermosa y
zos como si estuviera hecha de cristal. Me acomodó en el
dome periódicamente, con el ceño fruncido
ón. En cambio, se detuvo frente a un
aquí? -pregunt
o de sus amigos rodeó el coche, sus ros
esa! -g
ecuperación. Hablaron efusivamente de lo preocupado que había esta
tasma del antiguo calor, pero se
ecorado lujosamente. Miles de flores llenaban
rgullo, señalando el mar de flores
ral. Mi flor favorita era la simple y brillante fresia. Lo había sabi
to, se basaba en una mentira. I
odeó los hombros con un brazo, radiante
s falsas. Damián se mantuvo pegado a mi lado, su mano posesivamente en m
. Me excusé para ir al baño, nec
uera de nuestra sala privada. Podía oír las
esa terapeuta, Cristina? -preguntó uno de
gándome a la pared,
tos todo el tiempo. No va
. -Por supuesto que no. Emilia es con quien me voy a c
mi estómago. Nuevo. ¿Era eso to
-advirtió otro amigo-. Si E
ndo y arrogante. -¿Emilia? Jam
eja Emilia, la que lo amaba, nunca se habría ido. Pero ella est
y volví a entrar en la habitac
ando la puerta de la s
iendo con un fuego frío, se