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Su Obsesión, Su Segunda Vida

Capítulo 2 

Palabras:1136    |    Actualizado en: 19/08/2025

s estaban firmes mientras cortaba el limón y medía la miel, pe

é hacia la sala. Estaban hablando, sus voces un murmullo baj

ha. Siete días. Un c

feroz y brillante, surgió en mí. Siete días

guardar el teléfono en mi bolsillo ju

voz casual, pero sus ojos

l. Mi mente corrió, busca

omiso -dije, volviéndome para enfrentarlo con una ex

ió, reemplazada por una mirada suave y posesiva que antes me

detrás. Apoyó la barbilla en mi hombro, su aliento cálido contra

n beso e

nsé... no sé. No soporto la idea de que m

ré nuestro reflejo en el acero pulido del refrigerador. Parecía u

a usado ese amor para encadenarme a él, para excusar su

"amor" era una enfermedad, una necesidad e

tras me liberaba suavemente de su abrazo. Fue un pequeño acto de desafío, u

ocó brevemente sus labios an

to. No la h

ada en el sofá, luciendo perfectamente cómoda. Me

té en la mesita de

, Dra.

rbo delicado y lue

e, Emilia. ¿Podría

blara con una niña o una sirvienta. Era

e habría comenzado la pelea. Per

discu

mí más jugo de limón y regresé. La volví a

otro

jando la taza con un ruido seco-. Mi garganta es muy se

. Podía sentir la ira, caliente y familiar, creciendo en mi pec

de la bandeja, tomé una cuchara limpia y saqu

Dra. Huerta -dije, mi voz plana-

pasivo-agresivo, p

orpresa, luego de furia. Se volvió hacia Damián, su rostro s

iste eso? ¡Me está faltando al respeto!

con las manos ap

manejar tu condición, y tu prometida me trata así! ¡Si ella va

mpre funcionaba. Damián estaba aterrorizado de ser abandonad

nderme, para señalar l

ella fue

-La voz de Damián fu

espaldas a mí, frente a Cristina

za, su mirad

a disculpa

, incrédula. No podía estar hablando en serio. Había vi

? -su

ue usaba cuando quería manipularme-. Sabes que sí. Mi recuperación depende

lidara a una mentirosa, todo por sus propias necesid

Damián lo había oído. Se había acercado con calma, había puesto en su lugar al hombre con unas pocas palabras tranquilas

exigía que me incl

murió una muerte final y dolorosa en ese momento. Se hizo cenizas

lo una posesión, un consuelo familiar que estaba

el papel. Por

ón. Miré más allá de él, al rostro triunfante de

sabían a vene

star en esa habitac

ije, dándome la vuelt

o las escaleras, el sonido de la voz suave y tranquilizadora de D

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