Su Obsesión, Su Segunda Vida
s estaban firmes mientras cortaba el limón y medía la miel, pe
é hacia la sala. Estaban hablando, sus voces un murmullo baj
ha. Siete días. Un c
feroz y brillante, surgió en mí. Siete días
guardar el teléfono en mi bolsillo ju
voz casual, pero sus ojos
l. Mi mente corrió, busca
omiso -dije, volviéndome para enfrentarlo con una ex
ió, reemplazada por una mirada suave y posesiva que antes me
detrás. Apoyó la barbilla en mi hombro, su aliento cálido contra
n beso e
nsé... no sé. No soporto la idea de que m
ré nuestro reflejo en el acero pulido del refrigerador. Parecía u
a usado ese amor para encadenarme a él, para excusar su
"amor" era una enfermedad, una necesidad e
tras me liberaba suavemente de su abrazo. Fue un pequeño acto de desafío, u
ocó brevemente sus labios an
to. No la h
ada en el sofá, luciendo perfectamente cómoda. Me
té en la mesita de
, Dra.
rbo delicado y lue
e, Emilia. ¿Podría
blara con una niña o una sirvienta. Era
e habría comenzado la pelea. Per
discu
mí más jugo de limón y regresé. La volví a
otro
jando la taza con un ruido seco-. Mi garganta es muy se
. Podía sentir la ira, caliente y familiar, creciendo en mi pec
de la bandeja, tomé una cuchara limpia y saqu
Dra. Huerta -dije, mi voz plana-
pasivo-agresivo, p
orpresa, luego de furia. Se volvió hacia Damián, su rostro s
iste eso? ¡Me está faltando al respeto!
con las manos ap
manejar tu condición, y tu prometida me trata así! ¡Si ella va
mpre funcionaba. Damián estaba aterrorizado de ser abandonad
nderme, para señalar l
ella fue
-La voz de Damián fu
espaldas a mí, frente a Cristina
za, su mirad
a disculpa
, incrédula. No podía estar hablando en serio. Había vi
? -su
ue usaba cuando quería manipularme-. Sabes que sí. Mi recuperación depende
lidara a una mentirosa, todo por sus propias necesid
Damián lo había oído. Se había acercado con calma, había puesto en su lugar al hombre con unas pocas palabras tranquilas
exigía que me incl
murió una muerte final y dolorosa en ese momento. Se hizo cenizas
lo una posesión, un consuelo familiar que estaba
el papel. Por
ón. Miré más allá de él, al rostro triunfante de
sabían a vene
star en esa habitac
ije, dándome la vuelt
o las escaleras, el sonido de la voz suave y tranquilizadora de D