Una Década Deshecha por el Engaño
ayeras a juego no eran solo una broma; eran una declaración. Su brazo, su sonrisa,
ó, sus movimien
a. No es lo
ente, llenos de una necesidad desesperada de controlar la sit
lcanzarme, su contacto de repente repu
lo h
de mí que podía sentir dolor por ella se había ido, tallada por una décad
o ligeramente, la única señal de la tormenta que r
de responder. Cerré la puerta del estudio detrás de m
la puerta principal cerrándose. Me dejé caer en el
tudio se abrió con un crujido. Kendra se desli
sa por una culpa que se sentía ensayada
rígido en sus bra
tando de sonar alegre-.
erré l
abó, K
pasado. Nuestro ti
to, se ponía la ropa que a mí me gustaba, sugirió que fuéramos a la boda de un amigo es
a juego. Me tomó de la mano, sonriendo para las c
la universidad, dándome una palmada en la espalda-. De n
, apretando mi mano-. Estoy pl
n gesto hueco
entrada. Una ola de susur
ente nunca había superado. El hombre cuya foto había usado como fondo de pantalla de su celul
llando con una intensidad que no había visto en
a dondequiera que iba. Cuando alguien le ofreció una copa de vino, Jaime la
l alcohol -dijo, su voz
. La misma mirada que me había
metódicamente mi comida, el sabor de
so a mí? -me siseó más tar
que acaban de sacarme un tumor canceroso d
o dije
amos al chofer, ella revisó su celular, u
lgo -dijo, sin mirarme
vo, Kendra? -pregunté, mi v
tos. Me agarró, sus brazos envolviénd
una emergencia. Te prometo
detuvo. Ni siquiera dudó. Se subió, despidiéndose alegr
, viendo desaparecer
xima vez -susurré
a la úl