Una Década Deshecha por el Engaño
undo y absoluto. Al otro lado, podía escuchar
os nudillos blancos. Mi voz, cuando s
en
o resp
utomáticas, la parte profesional de mi cerebro tomando el
te, su voz apenas un
tó. Yo no colgu
de Jaime Herrera en el centro. Conocía la dirección. Él era una estrella en ascenso en el
ón, revisé el proyector y organicé el servicio de café. Era una máquina, funcionando con pura adrenalina y años de ent
de que comenzara la reunión, luciendo impecable y serena. Nadie
sin problemas. Ella fue
na, preparando las minutas,
a... -comenzó, su voz su
levantar la vista de mi pantalla-. No m
la miré, mi
i problema. Eres la directora general de InnovaTec.
rendida hasta el punto
ón, señorita Spears? -pregunté, mi voz
la culpa que podría haber sentido se desvaneció, reemplazada por un dest
itud, Bruno? -espetó-.
ta de un port
disculpado, habría arreglado las cosas. Era nues
e me quedé allí, escuchando el s
ba solo a través de correos electrónicos secos, acumulando trabajo, probando mis lí
ada plazo imposible. Y seguí presionando a Recursos Humanos para que encontra
e atravesó la cabeza y los bordes de mi visión se oscureci
iséptico. El techo era blanco
on la cabeza apoyada en los brazos. Parecía agotada,
pertó. Sus ojos, enrojecidos y llenos
mi lado-. El doctor dijo que colapsaste
me un vaso de agua. Me tocó la frente
ovia perfecta y cariñosa. Nunca se apartó de mi lado. Me tomó de la mano, hablando en voz baja sobre nu
zás esta era la llamada de atención que nece
La puerta estaba ligeramente entreabierta. Escuché su
hospital... Bruno está bien, solo sobrecargado de trabajo
e había sentido se convirtió en hielo en mis
a. Ella no había camb
diante en el rostro. Yo ya había e
-preguntó, su s
cusa antes de
oficina un momento.
o, su voz llena de falsa preocupación. M
una mancha borrosa. Mientras
Johnson
resión seria
ovia s
ue traba
resultados de sus pruebas... encontram
zón se
ué
ijo, su voz suave-. Es solo una p
de nuevo, esta vez
pasillo del hospital desvanec
y a