Una Década Deshecha por el Engaño
reflejo paranoico que ella me había inculcado a
ar vibró
io entrar a
Diana. Debería
estaba, qué estaba haciendo. El salto
ápida, sin molestarme
a un
sta fue i
.
ra impresionante. No podía concebir un
gues siendo mi novio. No ha
enía. Su posesividad, su desprecio casual por la verdad, todo era tan familiar. Estaba tan
te de mi transición, todavía asistía a las funciones importantes. De pie cerca de la entrada, mis ojos se s
rompiendo. Mi diseño. Lo había dibujado para ella años atrás, en una servilleta en un café bara
el suelo. El auto era un fantasma de
de repente a mi lado. Había surgido d
a de una generosidad grandilocuent
e debíamos tener, como si nada hubiera pasado. Com
agitación dentro de mí-. Quizás cambiar el col
a, el café, el significado detrás de la ola.
-dije, con
ncantadora. Vi cómo sus ojos se iluminaban cuando él se acercó. E
da que le había dado a una docena de
re las especificaciones del motor, el diseño aerodinámico. Fingía inte
iocho años y ella me miraba con esa misma adoración. Su amor se sentía tan real entonces, tan ab
para ella. Le había creído. Había ido a un bar, me había emborrachado y me había convencido de que lo que teníamos valía la pena. Mis a
bía vuelto hacia mí, su momento con el diseñador aparen
traña, con los ojos llenos de una irritación que no se molestaba en ocultar. M
oz fría y profesional. El cambio
tono cortante. Me arrojó su abrigo
vi darse la vuelta, su atención ya volviendo al diseña
los últimos de mis archivos personales. Lu
a reunión crítica de la junta d
Sonó varias veces an
era pastosa por
nión empieza en
nder, escuché otra voz de
era, el diseñador de la noche ant
e quedó en