Adiós mi marido despiadado y mi hijo ingrato
a perfume caro y a tequila reposado,
sencillo, mientras su esposo, Diego, l
durado demasiado. Ya es hora de que r
eló la sangre. Miré a Diego, buscando al carpintero qu
asando, Diego
nte hace cinco años. Perdí la memoria. Vivir como un pobre carpintero fu
cruel, que me quedé sin aliento.
ndome solo para ser desechada. Abandonada con mi hijo Mateo, vie
. No sería la víctima. Es
, mi voz sorpren
de pesos. Firma los papeles del d
amilia ha visto en generaciones. Y no te atrevas a decir que llevas a
os. En mi vida pasada, me habría destroz
do una vez, y tomé una decisión. Caminé co
nes. Era el primer aliento de mi nueva vid
para asegurar que entendiera los términos de la separación, mi hij
. "¡Cami dice que por tu culpa pa
amor se extinguió.
i casa" , dije,
, y no lloré. El pasado se romp
ó una última mala pasada: Diego, Ca
"¿Te vas a España? ¿Con mi dinero? ¿A enc
o es lo único decente que he saca
amila, exclamó: "
pasado atrás. Estaba l