La Segunda Oportunidad A Recuperar
mpostura finalmente rota. "¡Acabas de sentenciar a tu hijo! ¿N
nes desmoronándose. Necesitaba que yo fuera la viuda débil y asustada. N
to de mi sig
les al recordar a mi Diego de la otra vida, brotaron de mis ojo
odillas al suelo. "Estoy tan asustada. No te
able. Era la viva imag
decisión la enfurecía. Por otro, mi repentino colapso encajaba
tono era menos agresivo, más condesc
da de su caro vestido. "Eres mi única amiga. La
e sin duda había escuchado todo el alboro
Elenita? ¿Nec
ecto. Un
hara bien. "Solo un lugar donde quedarnos. Unos días, hasta que encuentre
me decía que no delante de un testigo, su reputación de "mejor amiga" y "alma caritat
rostro antes de que la reemplazar
"No los voy a dejar en la calle. Pueden quedarse conmigo
ontigo", lloré, enterrando mi rostro en s
Yo, manteniendo mi papel de viuda desvalida
xclusivas de la ciudad, sentí una oleada de ira fría. Era una mansión. No una
asa de u
en las paredes, una cocina que parecía sacada de una revista de arqu
da doméstica para que preparara un cuarto
onces
una marca cubana extremadamente rara y costosa. La misma marca que Ricardo decí
nt
un encendedor de plata maciza
rdo
era casa. Este era su verdadero mundo. Y mi pequeño departamento, mi vida de
tan sólida y real como la trai
e lujo construido sobre mis lá
, volviéndose hacia mí con una son
o todavía una má
ga. No sé qué
, una voz fría
ora, el juego se juega en mi terreno. Y voy a desmantelar tu