La Segunda Oportunidad A Recuperar
l olor a flores marchitas del funera
gar la de
ron firmes, claras
ó en un sile
onrisa torcida vaciló por
lto loca. Su boca se abrió y se cerr
ijiste?", balb
o. Voy a pagar cada centavo de esos cinco millones",
mente, una risa áspera
ente. ¿Y cómo piensa hacer eso, señor
a. La confusión inicial había dado paso al pánico puro. Su plan, tan simp
del sofá. "¡Es una trampa! Ricardo te dejó en
tan evidente que re
lor. Su bolso, de una marca italiana carísima que yo solo había visto en revistas. Su reloj, con peque
n simple contador, v
itoso chef" que resultó ser un m
de Ricardo. Recordé usar la misma ropa durante años para que él pudiera comprar ingredientes "exóticos" para sus restaurantes
a. Una farsa cr
ndome vivir en ella mientras él se revo
e recorrió por dentro. Me d
, dije, mi voz resonando en la
abogado de Ricardo me había enviado. Entre ellos, el documento de renunci
en mis
iada. Pensó que hab
me observaba
papel en dos. Y luego en cuatro. Y luego en ocho, has
al suelo como
ra de acero. "Y la palabra de mi esposo vale
e". "Denme un mes. Un me
én de un incipiente respeto. En su mundo, la
ero si no veo un solo peso, vendré
"Lo en
y salieron tan bruscamente como había
quedó era más
stro pálido, sus ojos desorbitad
ró, su voz temblando.
ecto", respon
la guerra. Y en su cara vi el miedo de quien sabe q