El Amor en Tiempos de Traición
s se involucrara en el funcionamiento interno de Ferrer Corp, más difícil sería mantener su fachada, y Alejandro Ferrer parecía no ser un hombre fácil de engañar. Desde la reunión, las sombras de l
n proyecto de reestructuración de las operaciones internacionales de Ferrer Corp. En teoría, era una oportunidad perfecta para obten
el ceño mientras seguía a la secretaria por los pasillos. El ambiente, que antes le parecía controlado y distante, ahora se sentía
jó sola en el umbral, guiñándole un ojo de forma casi imperc
dió una voz grave
ía más intimidante desde el interior. Alejandro estaba de pie junto a la ventana, como si estuviera esperando algo, o algu
rrer -dijo Lucía con u
ensativa-. Estaba esperando que llegara. Este es un proyecto importante p
parcido sobre ella parecían contener los detalles de la reestructuración empresarial, pero sab
de la reestructuración? -pregunt
era profunda, como si estuviera buscando algo más allá de sus
enfoque que nos permita ganar poder, de una manera que nadie más se atrevería a intentar -dijo él, mien
llante, pero no era todo lo que parecía. Había algo en su forma de hablar, en su manera d
ñar en todo esto? -preguntó Lucía, co
abajo, como si la estuviera evaluando de manera más profund
toda la información que necesitas para que puedas tomar decisione
rsistente empezó a tomar forma en su mente: ¿Qué había detrás de esta reestructuración? No todo lo que parecía ser una jugada estratégi
ojándose momentáneamente de las dudas que la atormentaban. Sin embargo, en su mente seguía latente la sensación de que había algo que no cuadraba, algo oscuro que no podía descifrar. A medida que la reun
al fin interrumpiendo sus pensamientos. Se reclinó en su silla y
go más que un cumplido profesional. ¿Era esa una señal de que él había c
zando una sonrisa, tratando de ocultar
a, consciente de la situación, dudó por un momento antes de aceptar la invitación. Sabía que era una excelente oportunidad para obt
Pero no pudo evitar notar cómo Alejandro se comportaba de manera diferente fuera de la oficina. Era más relajado, más accesible, pero aún así, había algo en su porte qu
da, parecía transmitir algo más. A veces la miraba con una intensidad que la dejaba sin aliento, y otras veces, su
sa, sí, pero a un costo. Cuanto más tiempo pasaba cerca de él, más difícil le resultaba mantener su enfoque. Cada vez más, las líneas e
a persona que veía en el reflejo ya no era la misma que había llegado a Ferr