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La Flor del Magnate

Capítulo 8 La fuerte

Palabras:1335    |    Actualizado en: 25/01/2025

dos un poco cerrados como caracterizaba a las coreanas. Ella tenía treinta años, pero lucía tan joven y bella como de su edad, veinticinco. Su cara era de prop

vida con una autoridad que ella no había concedido. No podía evitar sentir desconfianza, y mucho menos después de todo lo que había pasado

na calma inquietante-. ¿Manejar un auto a toda velo

qué alguien que acababa de irrumpir en su vida, que le había robado un b

naba la indignación que estaba intentando controlar. Sabía que había muchos hombres que apro

le dio un matiz de fragilidad que no pasó desapercibido para Heinz. Pero su respues

facultades mentales y en totalidad de tus sentidos -respondió él, con un tono genuino que

za que parecía desarmarla, algo en la manera en que la miraba que la hacía sentir que estaba perdiendo el control sobre sí

volvía fría y despectiva. Tensó la mandíbula, buscando en su interior la fuerza para o

én, su enojo, incluso su repulsión hacia él... todo eso la hacía más interesante. Para él, era una contradicción viva: una mujer fuerte y decidida,

e firme, pero para él era tan obvio lo frágil que se sentía en ese momento. La fuerza con la que intentaba ocultar su tristeza, su confu

más que intensificar su deseo de protegerla. Así, las personas del lugar los veí

cuando los sollozos de Ha-na comenzaron a llenar el espacio. Ella había intentado mantenerse fuerte, fingir que todo estaba bien, pero las emociones reprimidas eran demas

tamente en ella. No podía decir que le sorprendiera. Sabía que ella estaba tratando de ser fuerte, pero

e su chaqueta y se lo ofreció. Ha-na, sin siquiera mirarlo, tomó el pañuelo y comenzó a secar sus lágrimas. Sus sollozos se int

mente en su espalda, dándole pequeños golpecitos, tratando de ofrecerle un consuelo silencioso. Era lo único que podía hacer en ese momento. No quería pr

o era lo que había esperado de alguien como él, alguien que parecía tan seguro y controlador. El simple hecho de que se mantuviera en silenc

lor de ver su vida desmoronarse ante sus ojos. Y luego, este desconocido, Heinz, que había irrumpido en medio de todo ese caos y la había sacado de allí. ¿Por q

derlo, y esa confusión solo a

trol. Las emociones seguían ahí, bajo la superficie, pero al menos ya no se desbordaban. Se sentía vacía, como si todo den

lo, aun sosteniendo el pañue

traerla. No por lástima, ni por compasión, sino porque, Ha-na era importante para él. Era la chica que le gustaba y su primer amor, su amor platónico. Cuando se e

a para siempre, aunque nunca lo hubiera confesado. Durante años la había observado desde lejos, permitiendo que su corazón latiera solo para ella. Cuando se enteró de su boda, sintió que el

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1 Capítulo 1 Prefacio: La verdad2 Capítulo 2 El ladrón de besos3 Capítulo 3 Robarse a la novia4 Capítulo 4 La huida5 Capítulo 5 La tienda de ropa6 Capítulo 6 Los postres7 Capítulo 7 El peligro8 Capítulo 8 La fuerte9 Capítulo 9 El club10 Capítulo 10 El descanso11 Capítulo 11 La petición12 Capítulo 12 El recuerdo13 Capítulo 13 La identidad14 Capítulo 14 El contrato15 Capítulo 15 La molestia16 Capítulo 16 El sol17 Capítulo 17 La atención18 Capítulo 18 El desayuno19 Capítulo 19 La tormenta20 Capítulo 20 La postura21 Capítulo 21 La negación22 Capítulo 22 La espera23 Capítulo 23 En contrarreloj24 Capítulo 24 El impulso25 Capítulo 25 La bofetada26 Capítulo 26 La mudanza27 Capítulo 27 Estoy loco28 Capítulo 28 El ósculo29 Capítulo 29 Nuevo jefe30 Capítulo 30 El pendiente31 Capítulo 31 Lo acordado32 Capítulo 32 El segundo33 Capítulo 33 El trabajo34 Capítulo 34 El cumplimiento35 Capítulo 35 Sin límites36 Capítulo 36 El fervor37 Capítulo 37 El portafolios38 Capítulo 38 Los sabores39 Capítulo 39 La cotidianidad40 Capítulo 40 Fines de semana41 Capítulo 41 El gimnasio42 Capítulo 42 La posición43 Capítulo 43 La intensidad44 Capítulo 44 El mes45 Capítulo 45 La ebriedad46 Capítulo 46 Las palabras47 Capítulo 47 La frialdad48 Capítulo 48 El nuevo49 Capítulo 49 Los hermanos50 Capítulo 50 El informe51 Capítulo 51 El deseo52 Capítulo 52 Los cuartos53 Capítulo 53 Los padres54 Capítulo 54 Los tragos55 Capítulo 55 La búsqueda56 Capítulo 56 El baño57 Capítulo 57 Lo que siento58 Capítulo 58 La empresa59 Capítulo 59 El atrevimiento60 Capítulo 60 La discusión61 Capítulo 61 En los cuartos62 Capítulo 62 Los enojados63 Capítulo 63 El papel64 Capítulo 64 La hoja65 Capítulo 65 El acorralamiento66 Capítulo 66 El instinto67 Capítulo 67 Ley del hielo68 Capítulo 68 La incomodidad69 Capítulo 69 La diosa70 Capítulo 70 El saludo71 Capítulo 71 Los estiramientos72 Capítulo 72 El dilema73 Capítulo 73 La comida74 Capítulo 74 Las compras75 Capítulo 75 El avistamiento76 Capítulo 76 El impostor77 Capítulo 77 La proposición78 Capítulo 78 Cita doble79 Capítulo 79 El espacio80 Capítulo 80 El reclamo81 Capítulo 81 El alzamiento82 Capítulo 82 Estoy loca83 Capítulo 83 El diálogo84 Capítulo 84 Platos fuertes85 Capítulo 85 El recorrido86 Capítulo 86 Edificio mirador87 Capítulo 87 Sin definición88 Capítulo 88 Nuevas posibilidades89 Capítulo 89 La voluntad90 Capítulo 90 El control91 Capítulo 91 La presa92 Capítulo 92 Nueva fase93 Capítulo 93 La conexión94 Capítulo 94 El cordero95 Capítulo 95 La llave96 Capítulo 96 Por poseerte97 Capítulo 97 El roce98 Capítulo 98 El acceso99 Capítulo 99 Sin retorno100 Capítulo 100 El espacio