AMOR SALVAJE
tega, mi primo. Siempre me he sentido una joven afortunada, pues no solo es un
aludos especiales en cada carta que escribe desde Inglaterra. Mi corazón se llena de una calidez
ro, pero pronto volverá como todo un hombre. Tomará las riendas de los n
s. ¿Qué sentido tendría hacerlo, si mi d
os. Pronto seré María Rebeca de Ortega, y cada día me esfuerzo por ser digna del título, del apellido, y de él. Un suspiro se escapa de mi pech
ón. Fui instruida por las religiosas del convento de San Patricio, y ahora, a mis casi dieciocho años, s
ves golpes en la pu
mi madre al otro l
ajo la almohada y me acerco al t
comienzo a deslizar el cepillo,
-comenta, sentándose al borde de la cama,
mamá? ¿Por q
a de melancolía en su voz-. Me alegra que Iván Felipe esté a punto de regresar,
Dejo el cepillo y me acerco
r un hijo -le aseguro, intentando infundirle calma-. Adem
ado, algo que heredarán mis hijos. Mamá, a pesar de todo, siempre quiso lo mejor para nosotras, por eso aceptó el generoso ofrecimiento de mi madrina para hacerse cargo de mi educación a cambio de mi compromiso con Iván Felipe. Según entie
, cada vez es más claro que el pueblo le resulta pequeño y monótono. Está acostumbrada al bullicio y al refinamiento de la vida social en la gran ciudad. Lamentablemente
suavemente mis manos y regalándome una sonrisa cálida-. Mi niña ha crecido
minando hacia el altar, con un vestido blanco que fluye como un sueño a mi alrededor, un velo largo y majestuoso arrastrándose tras de mí, y en mis manos, un ramo de ros
os dio mi madrina esta tarde. Saber que Iván Felipe regresará al
casarse de inmediato o si tendrá otros planes en mente -trato de calmar m
zar la boda enseguida. ¡Eres tan bonita! -dice mi madre con t
a vez que nos vimos. Entonces, yo no era más que una niña delgada y revoltosa. ¿Qué tal si en su viaje ha conocido a mujere
el miedo. Mi madrina siempre menciona que él me envía s
a, sin imperfecciones. Mis ojos, grandes y azules, siempre brillan con vida. Aunque mi cabello rizado es un reto constante, al final siempre logro dominarlo. Y, según
ficiente, de que Iván Felipe me verá con los mis