AMOR SALVAJE
y, aunque la tía Ruth sugirió a mi madre que podía quedarme un tiempo más p
na sortija en mi mano ni siquiera una promesa de matrimonio, es peor de lo que había imaginado. Sé que ser
ro no llegó, y resignada inició mi viaje junto a mi tío. Tras horas de una incómoda y polvorienta travesía por las irregulares vías p
n rato. Me escabullí por la parte trasera de la casa, tratando de evitar a cualquier vecino curioso. Mi hermana está ayudando
der mi juventud y belleza cuidando a mamá, y quizás ayudando a mi hermana a criar a sus futuros hijos, me
iar mi calzado por uno más cómodo, pues encontrarlo requirió más tiempo y esfuerzo del que esperé. Al escuchar el murmullo del agua, acelero el paso con energía ren
bería estar andando sola por el bosque, es más, debo cuidar mi buen nombre, no debería andar sol
dirección al hombre. Tengo vergüenza, pero también siento una chispa de emoción. Hace poco no alcancé a detallarlo y no sé si tendré otra
ae con desenfado. Sale del agua por el lado opuesto, y sus manos sacuden el exceso de agua de su cabello. Nunca había visto a un hombre
un verde profundo, se fijan en mi dirección. Mi corazón se detiene. Dejo caer la rama y me cubro la boca con una
o es que el riesgo valió la pena. Camino de regreso a casa con el
esante mi vida -murmuro, convencida de que cualq
que no puedo quitarme de la cabeza: cómo el algodón de su pantalón, empapado, se adhiere a su piel, revelando un bulto intrigante entre
∘◦❁◦∘
ose a mi habitación con una expresión dulce pero insistente-. Aquí encerrada en la ca
complacen, pero a mí me agotan. No es muy interesante eso. además que sus amigas al igual
y necesito algo de tiempo para adecuarme otra vez al calor -respondo
suelta una sonrisa ligera ant
la capital es tan fácil estar al tanto de las últimas modas que parece otro mundo. Grandes barcos llegan cargados de novedades de París, y las mangas amplias y l
así que estoy sola con Topacio
ás pesados -le indico, señalando un mont
los vestidos y lo ob
asi con reverencia, acariciando
nto, disfrutando de la incredul
eñorita. Es hermoso, pero yo
e mis tíos de la capital, así que no me pesa desprenderme de uno de ellos. Pero lo más importante no es el vestido, sino l
us ojos brillan como si le hubiera prometido la luna, y eso me anima a contin
a con atención, frunciendo ligeramente el ceño mientra
acienda Amanecer. Todos esos hombres son muy bien formados y gallardos, además de que su pie
orqué? -pregunto c
tran solo cuando necesitan provisio
regresa a sus tareas, no puedo evitar mirar el reloj con impaciencia. La
ro solo pensar en esa posibilidad h