Si dices que sí.
ermosa, el inicio de su nueva vida como quien estaba destinada a ser. Suspiró, la noche anterior había sido algo molesta, tener que soportar comentarios
ples minutos bastaron para llegar a sentir lo que en años no había sentido con Rafael, el pelirrojo. Y es que todo era distinto, mientras que Rafael era algo brusco y decía
ar de su celular interrumpió sus pensamientos para detener su locura. Con pesadez se acercó a él, quedándose petrificada por el número en la pantalla, él la estaba ll
ocionar, era extraño, de hecho no sabía que decir. - No debí llamar, lo sé...- se imaginó su
ltó un suspiro algo apenada. - No sab
buenas condiciones y eso les hacía pensar en la última vez en que estuvieron juntos y discutieron a
Em
de todo, no hay porqué convertir ésto en algo incómodo ¿ Ve
ltimos años él había estado en todos sus mejores y peores momentos, la había visto crecer, culi
Somos amigos ¿ Verdad?... Los amigos antes que los novios.
cambió el rumbo para ev
de una sola pieza, aunque me descuar
sociedad..
me voy a centrar en mis proyectos...
a mueca de ella. - El negocio no espera, cielo...- lo último habí
calmando el ambiente mientras r
colgó la llamada
lado con Rafael quedó opacada cuando su mano rozó aquella chaqueta. En ese momento la imag
y respirar ese aroma a perfume masculino que tanto gustaban a sus fosas nasales.
o promocionándola, decidió hacerlo. Tomó su celular para luego tecl
de gente a su alrededor y casi no se le veía. - El hijo mayor de la familia Di Marco y encargado de los negocios familiares... - comenzó leyendo un montón de cosas - 28 años y sol
apagó su celu
as ma...!- so
nar, tu padre es
ora
dres, hablaban de sus clases, de sus proyectos, de su futuro y
s elogiaron tu belleza mi
..- añadió Vera - nuest
es que van tras este rostro relle
liet
ntándome por mi vida privada, si tenía pareja o si pensaba en
funciona la alta sociedad...- Juliette miró a su padre algo incrédu
ael...- comentó re
nardo el muchacho no le agradaba nada, tal ve
no
ervino la madre, esa conversac
ero que se sientan org
aremos orgull
no podía presentarse ella ahí como si nada y creando malentendidos. Hacía una horas Judith se había llevado la pr
luego cerrar la bolsa y sin nada más en que pensar, entr
deportivo negro cuando vio un auto desconocido deteniéndose en la reja. A lo lejos vio al señor que bajó con una bolsa medio transparente desde la que
ola
- saludó e
stionó observando l
Donatello, se lo enví
na pequeña sonrisa aunque al caer en lo dicho
tregaré...- t
estarle señor..
tia...- comen
casa algo aneja a la mansión, ahí tenía sus ratos de paz y podía disfrut
entamente, tomó la chaqueta bien planchada y con la mente distorsionada respiró el aroma de esta, viajando así a la noche anterior, a sentirla cerca,
s que h