Si dices que sí.
tes e irritantes cuestiones que ya no aguantó y se escabulló por el jardín trasero, un lugar al que nadie acce
, ese pequeño viaje la hizo recordar su pasado, cuando corría a esconderse de los hijos de los amigos de sus
ar era perfecta cuando se trataba de observar el firmamento, de ver la Luna reflejarse en l
siempre la gente se portara bien con ella solo por su apellido y posición, pues esa era la diferencia entre los países por los que vi
nterior llenando de vida cada extremo de mi ser, la adoré, tal vez demasiado, y que és
de la oscuridad, el típico de un cigarrillo. - La libertad es veneno...- volvió a hablar sin mostrarse, llenando a la castaña de intriga que de miedo, era como ver un espectáculo de esos en los que se apagaban los focos y solo se oía una voz qu
e ignorarlo o hablarle porque aqu
fuente, su voz no salió demandante, se notaba que eso no
la libertad de éste en ese suspiro. - Es como la lib
dín...- dijo acariciando el agua, arrepintiéndo
a de tu fuente reposar...- una risa profunda y
ía de tremenda imprudencia, ahora los tenía helados, sumados al f
trando su rostro cubierto por un antifaz y caminando hacia luz. Era un chico alto, de tal vez 1'85
l acto de aquel invitado, quien se quitó la chaqueta y con ella cubrió
ímida, pero con él así sentía que las palab
ndos una dentadura perfecta. Su sonrisa no f
buscar algo para protegerme del frío...-
ia arriba. - Muy pocas veces se puede disfrutar de la paz
star rodeada de gente en todo momento y no poder tomarte un día para r
llero de brillante armadura?...- sonr
prendió otro cigarrillo y se volteó
os saben q
lada...- soltó el humo.
ta a él. El rubio observó su acción, nadie de la élite la había visto por años y ahora estaba ahí parada, mostrando lo ca
ido...- se sentó en la fu
entó a su lado - he sido el prim
s verte ni dejas
orta más el apellido...- acarició el agua si
ién acarició el agua, és
olvió esos ojos castaños en una profundidad abismal. Era imposible apartar la mirada, no c