Las lunas de Xetrón
llegada se me ofrendó un recibimiento tan lúgubre y silencioso. Algo funesto ha sucedido en nuestr
s no veo la habitual cantidad de centinelas que deberían estar. Presiento
lo sobrecoge la ausencia de cientos de guardianes y las calurosas y enso
soldados, que elijan a los más capaces para pasar la prueba de los caballeros y que les den ropa y
abitantes se apartan temerosos de ser pisoteados. Ante las anchas y altas escalinatas que terminan en otro alto muro que rodea el castillo, desmontan y caminan de prisa por los largos pasillos, sirvientes y soldados les miran admirados por las últimas noticias que llegaron
e el lecho parece no haberle sentido llegar y ti
rduas campañas en las que a cada minuto ponía mi vida en peligro
tro, se sienta y lo mira por un instante, par
o necesitábamos? ¿Dé que te valen gloriosas con
labras, se levanta y con las
nzo a descifrar el misterio que las empaña. ¿A
la cabeza
se ha cernido sobre nuestro hijo— le
temblado ante lo desconocido.
ellos y comprueba por tus propios ojos,
cho divisa al pequeño príncipe de diez años, quien está inmovilizado por dos espantosas figuras conformadas por cenizas—las aves—le aprisionan con garras tenebrosas y tienen las alas extendidas como un manto de muerte, sobre ellas, una enorme sombra oscura flota enviándol
ito engendro de las tinieblas! ¡Dejad en paz al príncipe, que no es más que
n en la mirada del rey, quien a su vez blande el arma, dis
dios poderoso que se hastió de sus procederes indignos, mi misión es tomar tres veces y cada cien años, el aliento de diez príncipes herederos, tu banal retoño es
es de partículas oscuras, junto con las grotescas y aterradoras aves oscuras, desaparecen ante la vista del incrédulo y descorazonado monarca, que ahora corre hacia el lecho temiendo lo peo
struido por los últimos momentos vividos, gritó con todas sus fuerzas y el lamento se multiplicó cuál eco aterrador llegando a cada rincón de la fortaleza
l pequeño príncipe continúa sobre la cama sin moverse y respira como si su mente vagara por entre pasajes de sueños malignos. Durante todo ese período, Tarik escuchó de los que perecieron en la fortaleza, la mayoría súbditos y esclavos que pasaban las noches y los días trabajando a la int
tos, pero a qué costo y pasarán años antes de ver esos dividendos— es uno de
sgastando gran parte de las arcas reales en entrenamientos, ropas, armas, alimentos y paga, y regresó con una turba de campesinos harapientos quienes dentro de poco acabarán por vacia
tán conscientes de las tormentas que en ella se desatan a diario. Respecto al estado del
oro arrebatado al hechicero de las montañas que aún no se ha descubierto de qué modo utilizarlo, pero como estamos en crisis y el gobierno necesita ajustes, a los nuevos soldados les rebajaremos a la mitad, la paga y la comida, los trajes y armas tendrán que sufragarlas
ue conocen sobre su crueldad y avaricia, y le ruegan por un tiempo para razonar entre ellos. El r
a custodiado por dos hileras de caballeros vei
jeros se pone en
aturales y de tal magnitud, le aconsejamos que convoque a los médicos y hechiceros de todo el reino, quizás en algún recóndito sitio se encuentre a quien pueda ser capaz de salvarlo d
Los herederos de otros reinados nada me incumben… Pero como ya conocen, el poderío de Duxorr se tambalea, por lo que decreto que de sus cofres personales que tanto protegen, sean su
abezas sobre sus hombros y raudos abandonaron el salón, dispuestos a cumplir con lo ordena
ó por parejas a recorrer toda tierra conocida de Nagarta. Y esta vez envió a los más leales al rey —que a la ancestral orden de los caballeros— pues siempre se ha regido por un juramento de lealtad y valor establecido desde hace siglos. Dejando bajo su mando a los oficiales y guerreros de
les fue permitiendo la entrada al aposento de puertas plateadas según su llegada, pero tras semanas de tras fracasar en su empeño por curarlo con frustradas medicinas, conjeturas y hechizos, todos se enfrentar