Las lunas de Xetrón
aras que con mucho esfuerzo lograron cortar, y jadeantes y sedientos por el esfuerzo y el hollín buscan agua para tomar. P
muestran cuáles despreciables mujeres sofocadas y no soldados del reino… A penas empiezan su trabajo y ya reclaman la esca
ores, confundido y
La situación es muy diferente y contra esa oscura ceniza nada podemos hacer, para que n
sta uno casi
uaremos con lo ordenado por el rey… Tenemos derecho a ese líquido,
la mano a la empu
erecida y en el momento decretado. Ahora, no dilaten más su descanso y comiencen a levantar la tienda de nuestro rey Tarik
tarlo, otros caballeros vendrán, no demorarán llegar en su ayuda y contra e
por nuestra labor —le dice otro de ellos, viendo la inquebrantable posición adoptad
ción en los sitios ocupados. La casa de campaña está casi lista, enfrascados en levantarla en el incómodo lugar, apenas cuando se separan para comprobar el trabajo, es cuando uno de los rastreadores descubr
o han regresado? ¿Acaso cumplen órdenes diferente
abullirse por uno de los túneles llevando dos morrales bien pesad
sarme, esos malditos han desertado ante nu
el otro rastreador esté equivocado, pero teme que no sea
avisar a los caballeros veitanos, o la emprenderán c
conversan sin preocupación, y les avisan de la fuga, a continuación son conducidos ante
vuestra lealtad hacia el rey —les
ues saben bien que los caballeros menosprecian a los
emuestra el estar ante ustedes y no haber escap
ino. Acción que los caballeros ven con desagrado y los rastreadores con tem
cen la verdad, deben demostrar
lusos soldados, al escuc
atado, mi soberano—le respon
verá que no le mentimos —argume
cintura y se detiene y los contempla por unos segundos y desp
d un porrón de agua y d
su majestad, acata la orden y tras unos minutos regre
e lucharon por él en batallas ajenas a sus intereses… O dos cobardes que rehusaron batallar ocultándose tras
os leales y el valor en campaña no nos faltó. Lo hemos demostrado en innumera
y una sonrisa espeluznan
anta fama les han otorgado a ustedes… Soldados continúan siendo desconocidos y ahora no quiero conocer sus nombres porque la situa
a muerte segura a la intemperie. Uno de ellos, sin lograr a similar del todo a lo que los están incitando, d
ejércitos henchidos de hombres como nosotros nada significan? —le responde Surahi
mas. ¿Por qué entonces me envía a enfrentarlo? ¿Acaso, ambos no le s
batirán contra un enemigo, lo harán contra aquel que quiere apoderarse de esa agua que aguarda y que tanto anhelan beber, ya que les prohíbo compartirla, logrando así que el nombre del vencedor se
a situación intentando quitar la vida del déspota rey, otra es abandonar a toda carrera la cámara, pero ya los caballeros veitanos los rodean y no tienen cómo llegar a ni al rey ni a la abertura que da acceso a los laberintos. Vacilan pensativos qué
decisión ajena a mi voluntad y ordenada por un sanguinario mo
íe con tristeza
el reino le haré saber a tu hijo del valor que nunca te fal
rsario quien deteniendo el golpe también reprime su experiencia en el combate y así se atacan sin causarse daño, y las incitaciones del caudillo que los observa comienza a enardecerles los ímpetus y con el tiempo la lucha se vuelve dramática y dura casi un cuarto de h
plido, he ganado el derecho de calm
r el insignificante desarrollo que p
da de sus hermanos de armas. Cómo desperdiciarla en quien acaba de quitársela al que siempre luchó codo a codo junto a él. Y tu no
la espada señalando a los que lo rodean y
de un rey que desafía a los dioses! ¡Mi arma debió ser blandida contra un
veitanos armados con espadas y lanzas diestramente empuñadas le impiden llegar, y afilados aceros se clavan en su cuerpo desde varios áng
hora de abandonarla, por lo que su mal humor esta flor de piel, y espera ansioso a que le den informes favorables, entonces tirado so