Las aventuras del Beduino
K
sim
rta del Sol donde es más seguro para nosotros. Los dos nos detenemos doblando
ando su espalda ahora
quilleo en la boca de mi estómago, mi piel se paraliza y un cumulo de sensaciones agradables recorre todo mi cuerpo. Es la primera vez que siento algo así cuando estoy cerca de una mujer,
us mejillas sonrosadas, su piel bronceada, su nariz respingada, su cuerpo frágil, pero a la ve
nte a mí, estoy atontado, sacudo mi cabeza
oz sale apena
mo d
pronuncio
Ja
as
entiendo, pero la obedezco, no pu
... s... i..
nde ere
abi -r
mira como si yo fuera
ie
ecorrer por mis venas, es una emoción inexplicable que hace que mí pecho se ensanche de satisfacción y orgullo. ¡Ella me ha dic
ica me baja de la nube imaginaria que estaba c
, es par
Frunzo
etros de distancia, había olvidado que lo vería aq
í, ¿quieres que t
quedo muy lejos de aquí,
ero seguro el señor Manuel sí. Llegamos hasta el hote
n placer conocerte -dice ella abriendo sus brillantes ojos oscuros. Me da un beso en la
erado. Ella se gira -no
e de maner
ella se aleja al interior del hotel desapareciendo de mi vista. Suelto un suspiro. Subo de nuevo al auto,
que la chiquilla te rechazo -el señor
la querían asaltar, yo le h
te ves tan afligido?
, mi corazón anhela saber más de ella, pero sí se h
o siempre es en las mejores circunstancias, al menos sabes donde se hospeda, mañana te puedo trae
eg
ide el número de teléfono a
ta familiaridad, se abrazan y besan cuando se saludan. Recuerdo el beso que Killa me dio antes
lla
hoy se había ido. Afligido regresé a mi edificio. No sabía nada de ella más que su nombre. Días después el señor Manuel me comentó que Killa tenía rasgos latinos dijo q
regiones centrales y occidentales del Perú, llego a ser la lengua oficial del imperio I
a en la lista de mi próximo destino, ahora que habían pasado varios
restaurante me pagaban mucho mejor que en Madrid, estaba aprendiendo a hablar francés y mi inglés había ya mejorado mucho. Mi objetivo era ahorrar todo el dinero posible para poder viajar a América, quería ir a Perú, si tenía la suerte me toparía de nuevo con Killa. Después de semanas de que la conocí sabía que era mínima la posibilidad de volverla a ver, como una aguja en un pajar, pero bien valía la pena intentarlo. Justo en mi última semana y cuando comenzaba a hablar más con los chefs del restaurant, tuve la confianza para platicarle a uno de
taron sobre el gran carnaval que realizan ahí. Estaría unos días después de eso viajaría a chile trabaja