Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Novia del Señor Millonario
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
El dulce premio del caudillo
El réquiem de un corazón roto
Los Mellizos del CEO
Yo soy tuya y tú eres mío
El regreso de la esposa no deseada
El aire se espesó con un silencio cargado de tragedia mientras Selene observaba horrorizada la escena ante sus ojos. El cuerpo de su amado yacía inerte en el suelo, rodeado por la oscuridad de la noche y la crueldad de los rogues. Las lágrimas amenazaban con desbordarse de sus ojos, pero su corazón se negaba a creer lo que veía. No podía ser verdad. No podía aceptar que el hombre con el que estaba destinada a pasar la eternidad, el que había marcado su alma bajo la luz de la luna, ahora yaciera frío y sin vida frente a ella.
-Dexter, por favor, despierta. ¡No puedes dejarme así! -suplicó Selene, con la voz quebrada por la angustia, sin embargo, no hubo respuesta.
Ya era demasiado tarde, Dexter estaba muerto y el corazón de Selene estaba destrozado. De su marca empezó a exudar un líquido rojo acuoso, muy parecido a la sangre, su cuerpo tembló terriblemente y los latidos de su corazón empezaron a ralentizarse al punto de que ella creyó que también iba a fallecer.