Una esposa para mi hermano
Yo soy tuya y tú eres mío
El camino a reparar tu corázon
Vuelve conmigo, amor mío
El regreso de la heredera adorada
La segunda oportunidad en el amor
Tener hijo con mi mejor amigo
Enamorarme de ella después del divorcio
El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
¿Quién se atreve a cortejar a mi reina encantadora?
Con una bolsa de papel en la mano, Liam Hoffman estaba caminando hacia la recepción de Decoración Sunrise, una compañía que estaba ubicada en la ciudad de Ninverton.
Dentro de la bolsa había una taza de café, por lo que estaba teniendo mucho cuidado de no derramarla.
"Este es el café que ordenó el señor Dennis Caldwell, ¿dónde debo dejarlo?", él le preguntó a la recepcionista.
Por su parte, la mujer observó a Liam de arriba abajo antes de agregar disgustada: "Sígueme".
De hecho, Liam era un conductor de Uber. No obstante, ese día en particular y de forma inesperada, recibió una orden de entrega con un pago bastante generoso. ¡Se trataba de doscientos dólares! Y él no lo dudó ni un segundo.
Con eso en mente, el hombre siguió a la recepcionista hasta que llegaron a la puerta de una oficina.
Tan pronto como Liam puso su mano en el pomo de la puerta, pudo escuchar el gemido de una mujer desde adentro.
Parecía ser una voz muy familiar. Él podría jurar que se trataba de su esposa.
Atónito, el hombre se negaba a creer lo que estaba escuchando. En el fondo, quería pensar que había oído mal.
Liam hizo todo lo posible por convencerse a sí mismo de que estaba equivocado. Pese a eso, no pudo evitar acercarse, para pegarse más a la puerta y escuchar mejor.
"Dios... Dennis, para con eso...".
"Vamos, no seas así, déjame besarte. De todos modos, tu inútil esposo nunca te ha besado, ¿o sí?".
Cuando Liam escuchó la conversación dentro de la oficina, se quedó estupefacto.
Cuando salió de su letargo, él se animó a llamar con fuerza a la puerta, gritando: "¡Abran ahora mismo!".
Al verlo así, la recepcionista preguntó con ansias: "Oye, ¿qué te pasa?".
En ese mismo momento, la puerta se abrió con un fuerte golpe.
Entonces, un hombre desconocido se presentó frente a Liam.
Este último no pudo evitar enfocarse en las marcas de lápiz labial en la mejilla derecha del tipo.
Enfurecido, tiró la bolsa al suelo y empujó al hombre, a la vez que echaba un vistazo dentro de la oficina.
Allí, avistó a una mujer de piel tersa y figura curvilínea, quien vestía medias de seda negra. Ella se estaba abotonando la camisa a toda prisa y con muchos nervios.
"¡Yolanda Lambert!", Liam rugió su nombre con gran cólera.
Al final, resultó que él tenía razón. La mujer nerviosa dentro de la oficina no era otra que su esposa.
Cuando se dio cuenta de eso, Liam sintió como si una roca gigante estuviera presionando su pecho, haciéndole difícil de respirar.
Posó sus ojos en la mujer y espetó enojado: "Hemos estado casados por tres años, y durante todo ese tiempo, he trabajado como conductor de Uber durante el día y cuidado de tu familia durante la noche. No he sido más que buen marido para ti. En todo el tiempo que hemos estado juntos, nunca me has dejado tocarte. A pesar de eso, jamás pensé mal de ti. Siempre me aseguraste de que solo eras una mujer reservada. Pero ahora, ¿de qué se trata todo esto? ¡Cómo te atreviste a engañarme con este hombre en su oficina! ¿Por qué me estás haciendo esto? ¿Qué hice para merecerlo?".
"Cariño, yo... ¿Qué estás haciendo aquí?". Yolanda comenzó a hablar, incapaz de explicarse mientras se abotonaba la camisa, cubriendo su escote expuesto.