Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Extraño, cásate con mi mamá
El réquiem de un corazón roto
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
El dulce premio del caudillo
Capítulo I
- ¡Ven, por favor! - Esperaba tu llamada temprano –mi voz suena a reclamo-
- Lo se, lo siento, pero me han dejado aquí todo el día, por esa razón no te llamé antes –silencio- dime que puedo verte ahora, toma un taxi y vienes –insiste- ¿Si?
Su voz logra desarmar algo dentro de mí, es como si realmente quisiera verme o porque sabe que no habrá otro día, de cualquier manera yo muero por verlo y solo tengo unos segundos para decidir qué hacer. No puedo siquiera pensar en una excusa para salir de aquí ahora, en mi mente solo está Bruce, respondo:
- Está bien, iré, dame unos minutos.
- Gracias, estaré esperándote.
Corta la llamada, respiro profundo y voy con mi madre para decirle que John quiere verme, al tratarse de él ella no protesta, inmediatamente busco un taxi, está cerca, pero mi tiempo es oro, detengo al primero que diviso y pregunto si puede llevarme hasta la Cruz Roja, por suerte me dice que sí. Mis manos están frías, mi estómago hecho un nudo y muchas interrogantes invaden mi mente. Sin duda alguna, lo que más me inquieta es si habrá esa conexión que hasta ahora no me ha permitido alejarme, de lo que estoy segura es que, ansío tenerlo cerca. Llego hasta la filial y lo veo, está afuera esperándome, lleva sus manos en los bolsillos, la camisa blanca que lleva puesta lo hace lucir limpio, me bajo unos metros antes, cruzo la calle y nuestros ojos se encuentran, mientras camino hacia él, me regala una sonrisa un poco tímida, cuando estoy lo suficientemente cerca, -maldición, qué demonios hice- me quedo totalmente sorprendida, esto es…
Sin embargo extiendo mi mano y le saludo, él la estrecha y me da un beso en la mejilla, observo sus ojos, son preciosos, su mirada es intensa, irradia un brillo especial y me siento atraída por un par de gotas de miel perfectas. Verlo con uniforme me resulta interesante, luego de explicar el imprevisto de hoy y disculparse una vez más, me invita a tomar algo. Por ahora no tengo otra opción mas que continuar, entramos y me señala un lugar para sentarnos, su gesto me encanta, usa sus manos para limpiar donde me sentaré –sonrío- los minutos pasan y hablamos sin problemas, el ambiente resulta cómodo –gracias a Dios, pienso- un alivio me invade por completo. Puedo percibir que está un poco nervioso, su frente está un poco sudorosa, aun así habla de lo más tranquilo y a medida que lo observo atenta, me doy cuenta que ya lo conozco, todos estos meses he hablado con él solo por mensajes y ahora que lo tengo de frente es como si hubiese pasado antes, es un hombre transparente, no como lo había imaginado, pero después de todo es real y me es todo un placer escucharle, su voz tiene la misma magia que detrás de un micrófono.
- Puedes preguntar lo que quieras sobre mi vida, te diré lo que sea, aunque tal vez no sea agradable, quiero que me conozcas tal y como soy –logra dejarme sin palabras- Asiento y sonrío, tengo muchas preguntas, pero no es tiempo de hacerlas, a estas alturas ni siquiera sé si tenga interés por conocer las respuestas. Me habla de sus hijos y la conversación da un giro total. Solo me limito a escucharlo, la sensación me encanta, las palabras parecen escaparse de mi boca, podría escucharle toda una vida sin aburrirme, no dejo de ver sus ojos, estoy perdida en ellos.
- ¡Oye, tienes un mosquito acá! –señala en mi cara, se acerca mucho, logro captar su intención y me aparto-
-¡No! –sonríe- Una parte de mi quiere salir corriendo cuanto antes, pero no puedo hacer eso, prometí ayudarlo, mi conciencia me reclama y lo miro de frente -qué hiciste Alize- invitándolo a acercarse, él deja un beso en mis labios, pero no siento nada.
Lamentablemente debe atender una emergencia y tenemos que despedirnos. Se acerca e intenta besarme, pero antes me pide permiso y accedo, me da un beso, sus labios están húmedos y eso me agrada. Fue mejor que el anterior -por lo menos-
- Te escribiré a las diez –promete-
Es aquí cuando debería rezar para que no lo haga. Mientras camino de regreso a casa, me siento bien, no fue tan malo después de todo, algo inexplicable se apodera de mi corazón -¡Lo hice!- había imaginado este momento, tenía tantas ilusiones de conocerlo que lo idealicé demasiado, era mi temor, sabía que Bruce era un hombre maduro, diferente a todo lo que conocí y vaya que sí es muy diferente, pero su forma de razonar es extraordinaria, siempre lograba dejarme sin poder expresarme verbalmente –Bendita Alexitimia- el único que ha logrado eso y más, sin mencionar que su voz es tan masculina y elegante, su dicción es casi perfecta y tiene unos ojos bellísimos. Hoy comprobé que todo eso es tan real, ya no son solo palabras. Muero por contárselo a Isabella, busco mi celular y le escribo.
- ¡Hey! ¡Tengo que contarteeee, lo he conocido, al fin!! –exclamo-
- ¿Qué pasó? Dios mío, ¿Cómo? –ella sabe de quién hablo-
- Si, fue divertido creo, estaba trabajando y hablamos como una hora –los cuales sentí como cinco minutos a decir verdad-
- ¿Fue casualidad o lo planearon?
- Pues iba a verlo temprano, pero estuvo toda la tarde en la filial y me ha llamado en la noche, estaba cerca y fui a saludarlo –la emoción no cabe en mi-
- Y ¿él? moría de pena, me imagino.
- Supongo que un poco –sonrío-
- ¡Que incómodo! ¿Qué te pareció? –La pregunta del siglo-
- La verdad había imaginado que sería una situación incómoda, pero conversamos muy bien, es tal cual era por mensajes, sincero, es… sencillo como lo pensé -la verdad es que no lo pensé- Quiso hacerme la jugada con un mosquito en mi cara, pero me aparté –Isa va a morir-
- No te creooooo, ¿te quiso dar un beso?
- Si, pero me aparté –miento-
- ¡Dios mío! Ese hombre no duerme hoy.
- Sabes Isa, me ha dicho que salgamos con calma, de hecho me pidió verlo el martes, me habló de cosas serias y el estar en su trabajo, aún no creo que eso haya pasado.
- ¿Y qué le has dicho? - Me preguntó qué pensaba de habernos conocido, pero me quedé callada, no pude responder, estoy confundida.
- Yo suponía eso, ahora Alize, la pregunta es ¿estás dispuesta a verlo otra vez?
- Dijo que me escribiría luego que saliera, veremos qué pasa, en realidad no pienso seguir con lo que sea que haya entre los dos, no estoy lista, ahora que lo conozco las cosas cambian, de lo único que estoy segura es que no quiero hacerlo sentir mal de ninguna manera.