Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Novia del Señor Millonario
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
El dulce premio del caudillo
El réquiem de un corazón roto
Los Mellizos del CEO
Yo soy tuya y tú eres mío
El gran regreso de la heredera despechada
— ¿ Mara? ¿ Estás bien? — su voz grave se escuchaba cada vez más lejana.
— ¿ Mara? ¿ Mi amor? — insistía Dairon.
Con su mano la tomó por la barbilla, obligándola a mirarlo.
— ¿ Que te ha pasado?
La chica estaba pálida, y con los ojos llenos de lágrimas.
— Necesito salir de aquí. — contestó a su novio.
— Muy bien, pediré la cuenta y nos vamos enseguida. — contestó él preocupado por la expresión de miedo que adivinaba en su mirada.
— No, no puedo esperar. Lo siento.
— ¿ Qué estás diciendo?
— Nos vemos más tarde.
Mara se puso de pie y salió a toda prisa del restaurante dejando a Dairon con un montón de dudas, y un sabor agridulce en los labios. Recogió el teléfono celular de la mesa, y miró con atención las fotos de su familia, que le había estado mostrando a su nueva novia.
Suspiró, lo guardó en el bolsillo y salió intentando alcanzarla, pero la chica ya había desaparecido.
Algunas cuadras al este Mara, ahogada por el llanto, llamaba con insistencia a la puerta de su mejor amiga.
— !Mara!¿ estás bien? — preguntó la chica preocupada al verla con el rostro enrojecido y las manos temblorosas.
— Nada está bien, ni estará bien nunca de nuevo. — Contestó abrazándose al pecho de Alice.
— Entremos... cuéntame con calma, ¿Qué ha pasado?
Las dos se sentaron en el sofá.
— ¿ Recuerdas el chico maravilloso que te conté había conocido un par de semanas atrás?
— Sí claro, el príncipe encantador de tus cuentos de hadas. ¿ Se te convirtió en sapo?
Mara volvió a llorar.
— Perdón amiga... pero es que apenas llevan unos días de novios... no comprendo que ha pasado.
— Han sido las dos semanas más maravillosas de toda mi vida. — explicó ella limpiándose las lágrimas. — Es encantador, detallista, cariñoso, bueno en la cama...
— ... y millonario. — añadió Alice, provocando que Mara le lanzara una mirada de regaño.
— ¿ Qué? No es ningún secreto que está forrado, por algo es el CEO de la empresa petrolera más importante de la ciudad. En fin... cuéntame, ¿ qué ha ido mal?
— Hoy fuimos a desayunar a ese pequeño restaurante italiano que está aquí cerca y se puso mostrarme fotos de su familia... me dijo que quería llevarme a conocerlos en las vacaciones...
— Pero, amiga.. ¡ eso es maravilloso! significa que de veras está interesado en ti.
— ! No!
— No hay quien te entienda Mara Hernández. Te pasas la vida pidiendo por un hombre que sea romántico y sincero, que no te quiera solo para tener sexo y ahora que encuentras uno mira... — protestó Alice.
— ! Podrías dejarme terminar !
— Perdón, me callo. — cerró un zipper imaginario encima de sus labios.
— En las fotos vi... — el llanto la interrumpió de nuevo. — Vi... a mi padre.
— Ah pero eso no es tan raro, según sé tu padre era un hombre de negocios, tal vez se conocen...
— No... — dijo Mara mirándola a los ojos. — Me dijo que era su padre.
— Estoy segura de que te confundiste.