Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Novia del Señor Millonario
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
El dulce premio del caudillo
El réquiem de un corazón roto
Los Mellizos del CEO
Yo soy tuya y tú eres mío
El regreso de la esposa no deseada
Alexa y Leonel se encontraban en uno de esos días a los que se arriesgaban. Leonel tenía años divagando en querer conocer a su rival de años, a aquel que le arrebató su amor, por la razón de que Alexa lo había abandonado y haya corrido tras él. Pero aquel incidente ocurrido antes del matrimonio de Alexa la hizo meditar sobre Leonel. Leonel podría ser una amenaza hacia su vida pero no podía desprenderse de él así tan rápido porque había una conexión que los unía.
—¿Cuándo nos volvemos a ver? —cuestionó Leonel.
La miraba con una mirada de ilusión, era muy atrevido y divertido.
Alexa respiró.
—No lo sé, tengo planes de mi cumpleaños y mi aniversario —le respondió mientras caminaba hacia el baño —. Después mi esposo y yo nos iremos de viaje.
—Amor, pero invítame —insistió Leonel —. Además tu esposo ni siquiera sabe de que somos amantes. Ni me conoce y ni yo lo conozco a él. Imagínate que nos hagamos amigos y después el golpe de...
Alexa tomó una ducha pensando en que de hecho Leonel tenía razón. Y salió del baño con una respuesta.
—No quiero que me causes problemas luego —advirtió Alexa —. ¿De acuerdo?
Leonel asintió.
Alexa salió de la habitación y se retiró del lugar dejando a Leonel solo. Pero cuando salió a montar su auto, vio salir a su vecina Paola, ambas chocaron quedando plasmadas y estáticas.
—Bueno vecina espero que de ambas no salga ni una sola palabra —dijo Alexa con una sonrisa.
Paola no dijo nada, tragó saliva y Alexa se apartó llegando a su casa en su auto lo más rápido posible.
Se sentó a observar por la ventana esperando la hora de que su vecina regresara, sentía una inmensa felicidad por lo que había visto. Su vecina Paola era muy chismosa y mentirosa, la metía en problemas a cada rato. Sonó el teléfono, se levantó a tomarlo y retornó a mirar por la ventana.
—Aló.
—Mi amor ¿dónde estabas? Tengo horas llamándote, ¿sucedió algo?
Alexa se puso la mano en su frente.
—Lo siento cariño, salí a comprar algo y se me olvidó el móvil. Pero ¿sucede algo?
—Es que dejé unos papeles muy importantes y no puedo salir, ¿podrías traérmelos? Por favor.
—Por supuesto. Voy en seguida.
—Llámame cuando llegues. Es la carpeta que dejé arriba de la cama. Supongo que la viste.
—Sí y ahí mismo lo dejé.
—Vaga, te dejo.
Colgó.
Alexa amaba a su esposo, pero ese amor no impedía que saliera a buscar diversión. Era de mente abierta y dispuesta a lo que sea. Desde que se casó intentó ser más fiel a su amado esposo. Sólo salía con Leonel. Dejó el teléfono en su lugar, subió las escaleras y se dirigió a su habitación a buscar la carpeta, bajó rápidamente, tomó su móvil lo encendió y salió. Llegó como en hora y media había mucho tránsito. Se estacionó, llamó a Teodoro y lo esperó en la recepción. De reojo vio que la recepcionista la mirada de arriba a bajo y no con buenos ojos. Pero era de esperarse, Julia deseaba a su marido y no era un secreto. A lo lejos vio a su esposo y se levantó. Este le dio un beso largo cuando llegó hacía ella.
Tocó su mejilla con ternura.