Me mandaron a cuidar a mi tía Fabiana, que había tenido un accidente y no podía moverse bien. Terminé en la cama con su esposo, André es un pecado de hombre y el primer día que llegué para cuidarla... me atrapó en el sofá de la sala durante la noche, tocándome. No pudo resistirse a mí y me encantó que sucediera.
André y yo vivíamos en medio de nuestra luna de miel, sin importarnos nada más... ¿quién en este mundo estaba libre de errores y era capaz de juzgarnos por estar entregados al deseo?
Mi tía Fabiana estaba cada día mejor, incluso podía dar algunos pasos y mi madre me había llamado esa semana para pedirme que volviera a casa.
Estábamos en mi cama como siempre después de un maratón de sexo caliente.
Consuelo - Mi mamá llamó y me voy a casa esta semana.
André - Ni hablar, bebé... Te necesito y tu tía tampoco está del todo recuperada.
Sonreí y me disponía a levantarme para recoger mi ropa del suelo, André me empujó y compartimos un beso ardiente para comenzar a quemarnos de deseo una vez más.
André - Eres tan perfecto...
Fabiana- ¿Qué significa eso?
André - No es lo que estás pensando.
Fabiana - ¡Ustedes dos están condenados!
Todavía caminaba con dificultad, pero salió de la habitación con la mano sobre la boca y todavía tenía frío por esa vista. André la dejó atrás y yo fui a vestirme y hacer las maletas para salir de allí.
André - Fabiana por favor déjame explicarte todo...
Fabiana - Toma tus cosas y sal de mi vista, me enfermas. Fregando dentro de mi casa!
Entré en su habitación...
Fabiana - Y tú eres aún peor que él, nunca te lo perdonaré... toma tus cosas y no te atrevas a aparecer aquí otra vez. ¡Me horroriza saber que tienes mi sangre!
Consuelo - No vine a pedirte nada, solo vine a entregarte la llave de la casa que me diste.
Di la espalda y salí de ese lugar, llegué y ya me imaginaba lo que me esperaba con mi madre para entonces Fabiana ya la había llamado y le había contado todo.
Elaine - Hija, dime que lo que me acaba de decir Fabiana no es cierto...?
Consuelo - Sí, es verdad... y si vienes a sermonearme, avísame, ¡ahorita me voy a vivir con mi padre!
Elaine - Pero hija...
Consuelo - ¡Pero nada! Nadie me puede juzgar, ni ella, ni tu ni nadie mas!!!!!
Cerré de un portazo la puerta del dormitorio y me quedé allí unos días, recibiendo mensajes groseros de familiares que me reprochaban lo que había hecho.
No dejé que esa situación dominara mi vida, a partir de entonces evitamos ir a las reuniones familiares en los meses siguientes. André todavía me buscaba todo el tiempo, hasta que lo bloqueé de todas las redes sociales.
Mi madre dejó de hablarme de eso porque tenía miedo de que me fuera para siempre.
A los pocos días me enteré que Fabiana y André le habían dado una oportunidad a su matrimonio… me dolía mucho pasar por esos momentos, al fin y al cabo la vida se compone de eternos comienzos, aprendí a no involucrarme con hombres en la familia.
Conseguí trabajo en una tienda de ropa para hombres, era feliz, tenía mi propio dinero y me había olvidado de esos problemas... Hasta salía con un compañero de trabajo.
Estaba agachado y organizando algunas camisas cuando escuché una voz profunda que me llamaba.
André - ¡Buenas tardes Consuelo!
Consuelo - Buenas tardes...estoy trabajando y no es buena idea que estés aquí. Por favor...
André - Quiero ver unas camisetas, talla L. ¿Me las puedes mostrar?
Consuelo- Claro.
Me estremecí y casi me da un infarto, se metió conmigo... de todas las formas posibles. Tomé algunos modelos y temblando se los mostré.
André - Me quedo con estos dos.
Se acercó bastante.
André - ¿Por qué ya no me quieres ver?
Consuelo - No hagas eso... aquí no.
André - ¡Necesito hablar contigo urgentemente!
Consuelo - Vete por favor, si pierdo este trabajo mi madre me va a matar enseguida... ya me ha traído muchos problemas.
André - Sabes que solo estoy con ella por ti...
Consuelo - Déjame en paz.
Iba a irme, pero me agarró del brazo. Miré a mi alrededor rezando porque nadie estuviera mirando.
André - O me desbloqueas de whatsapp o vengo todos los días. ¡Tu escoges!
Se fue con esas piezas y me dejó sin aliento de miedo y tantos otros sentimientos.
Llegué a casa y llamé a mi mejor amiga Ludmila para una videollamada, o hablaba con alguien o se me estallaba el corazón.
Consuelo - Amiga... estoy angustiada, él vino a mí y no sé qué hacer.
Ludmila - ¿Pero no me dijiste que ya salían juntos?