Arlette
Dos años antes...
Me encuentro en la sala de mi casa leyendo Orgullo y Prejuicio; me encanta el libro. Escucho que suena el teléfono de la casa y me paro del sofá y descuelgo el teléfono.
—Hola —digo tímidamente.
— ¿Familiares de los señores Ezkarra? —pregunta alguien.
—Sí, soy su hija, ¿le ayudo en algo? —le contesto.
—Le informo que tres miembros de su familia están en el hospital, tuvieron un accidente automovilístico —me informan.
—Voy para allá — le contesto.
Cuelgo, corro hasta mi habitación, me pongo rápido mi converse y mi abrigo. Monto el auto y conduzco hasta el hospital, bajo del coche y me dirijo con rapidez hacia la recepción.
—Soy pariente de la familia Ezkarra —le digo, mientras ella asiente.
—Están en el quirófano los tres, puedes ir al tercer piso, allí puedes esperar —me responde la recepcionista.
Tomo las escaleras, los ascensores son muy lentos en estas circunstancias.
Horas más tarde...
Veo que sale un doctor, se quita los guantes y la mascarilla.
— ¿Familiar de la señora Ezkarra? —pregunta.
Le hago un sí con la cabeza, ansiosa, quiero saber cómo está mi madre.
—Lo siento, ella perdió mucha sangre y cuando cerrábamos la operación su corazón falló, ella tuvo las dos costillas rotas, se perforó uno de los pulmones también —contestó mientras yo empiezo a negar mil veces.
Llega otro doctor y hace el mismo procedimiento.
— ¿Familiar del joven Ezkarra? —consulta.