Aquellas gotas de agua se deslizaban por ese increíble y formidable cuerpo blanquecino, pero a la vez bronceado, provocando que el interior de su boca se volviera agua. Los fieros pálpitos de su coño la estaban volviendo loca.
Era increíble lo que podía experimentar con tan solo ver ese cuerpo masculino ante ella. Se sentía tan excitada y ni hablar de las ganas que tenia de colarse en ese cuarto de baño sin llevar ni una sola prenda de ropa encima.
La silueta masculina y poderosa de su jefe la enloquecía al punto de sentir que sus pantaletas se humedecen debido a sus fluidos vaginales. Gracia muerde sus labios al mirar cuidadosamente a Mauricio por una pequeña abertura de la puerta.
El rubio se encontraba duchándose con la puerta medio abierta y justamente ella había entrado en su cuarto para entregarle un traje que ordeno que le subieran a su habitación. La joven fisgona al escuchar el sonido de la ducha sintió mucha curiosidad.
Luego de dejar el traje cuidadosamente acomodado sobre la cama, camino hasta la puerta y fue cuando se fijó que su jefe tomaba una ducha, las puertas de cristal se encontraban abiertas permitiéndole a la morena apreciar la figura desnuda de ese hombre.
Gracia muerde sus labios en señal de gusto, ella estaba completamente enamorada de Mauricio, era un hombre atractivo y extremadamente varonil. A sus 40 años era un hombre que le podía mojar las pantaletas a cualquier mujer.
Con ese cuerpo tan definido a ella se le hacía agua la boca una vez más, en ese instante a ella le provocó sacarse toda la ropa para meterse en la ducha con él y coger toda la mañana hasta que su coño le escociera.
Gracia lo observa con ojos de deseo e imaginándose como seria follar con su jefe todo un día. Era su sueño más anhelado, tenerlo todo para ella era lo que pedía a diario. Que él se diera cuenta de su presencia tomándola a la fuerza para coger sin tabú.
—El maldito está como quiere —musita para no ser escuchada.
En eso ella observa que él cierra el grifo de la llave disponiéndose a darse la vuelta, es cuando la morena se aleja de la puerta para salir despavorida de la habitación… al salir al corredor siente que su corazón palpita frenéticamente.
Mira la puerta entre abierta por encima de su hombro y suspira, era una tonta al pensar que Mauricio Rinaldi se fijaría en una chica como ella. Bien sabía que solo ligaba con mujeres mayores, de esas que solían aparecer en las revistas de cotilla.
Las famosas modelos de figura esbelta y talla cero…
Jamás se le vería involucrado con una simple empleada doméstica, y menos en una como ella que no tenía donde caerse muerta. Solo le quedaba soñar con follarse a ese hombre en sus sueños.
Nadie podía quitarse ese derecho…
[…]
Mauricio abandona el cuarto del baño completamente desnudo y mojado mientras seca su cabello con una toalla, el rubio echa un vistazo hacia la cama fijándose que su traje se encontraba sobre el colchón, luego gira el rostro hacia la puerta notando que estaba a medio cerrar.
Sin embargo entendió que una de las empleadas había subido, o mejor dicho Gracia. El CEO procede a avanzar hacia la cama para vestirse y salir hacia su oficina. Esa mañana tenía mucho trabajo pendiente.
En cuanto estuvo listo, baja al piso de abajo observando que Gracia serbia el desayuno en la mesa. El CEO se encamina hasta la misma percatándose de que ella al verlo se tensa.
—Buenos días señor Rinaldi.
—Buenos días —saluda seriamente tomando la taza con café.
—¿Se le ofrece otra cosa?
—Ya puedes irte.
Mauricio empieza a tomar su café sin siquiera mirar a Gracia.
[…]
En su oficina se encontraba metido en su ordenador cuando su secretaria toca la puerta, segundos después ingresa.
—Señor Rinaldi, tiene una visita —el CEO levanta la vista.
—No espero a nadie.
—Es la señorita Thomson.
El CEO hace un gesto para que la hiciera entrar en su oficina, reclina su cuerpo hacia atrás y espera a que ella ingrese en su oficina… en cuanto ve a la rubia sonríe de medio lado.
—Rebeca, que sorpresa verte aquí.
—No podía esperar verte esta noche, me atreví a sorprenderte esta tarde —le dice mientras camina hacia él contoneando su cintura de manera provocativa.
—¿Ah sí? —Mauricio frunce el ceño al mirar que ella se acerca a su escritorio.
—No deseaba que me dejaras plantada —añade con voz seductora.
En eso la rubia empieza a aflojar el nudo de su abrigo, Mauricio mira atentamente sus movimientos sintiéndose excitado. En lo que ella descubre su cuerpo el CEO se percata de que Rebeca solo utilizaba una hermosa lencería debajo de aquel abrigo.
—¡Eso sí que es una sorpresa!
—¿Sorprendido? —le dice ella al mismo tiempo que se despoja del abrigo, el mismo cayo en el suelo para luego ella dar un par de pasos hasta quedar a poca distancia del rubio —. He venido por todo el camino con muchas ganas de verte.
—Eso puedo verlo.
El rubio la toma por la cintura mientras que admira aquellas diminutas prendas de ropa interior que usaba. El cuerpo de Rebeca era perfecto, su silueta era exquisita, todo estaba en su lugar.
El CEO aproxima a la rubia hacia él para terminar sentándola sobre su regazo, ella se sienta a horcajadas restregándole sus senos contra su pecho.
—Quiero follar en tu oficina Mauricio —musita contra sus labios, la rubia los lame al mismo tiempo que introduce las manos por debajo de su saco —. ¿Quieres coger conmigo?
Las manos de Rebeca fueron descendiendo poco a poco por su pecho hasta llegar a la altura de la pretina de su pantalón. Seguido de eso, la joven modelo baja la cremallera del CEO y osadamente introduce una mano por la abertura.
En cuanto siente la dureza del pene de Mauricio sonríe con picardía.
—Justo como imagine que reaccionarias —ella muerde sus labios para luego aproximarse a los de Mauricio, al cabo de besarlo Rebeca empieza a frotar el pene del rubio.