Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Novia del Señor Millonario
Una esposa para mi hermano
La heredera fantasma: renacer en la sombra
Mi esposo millonario: Felices para siempre
No me dejes, mi pareja
Han pasado casi seis meses desde que estoy trabajando en el despacho de
arquitectos Randolf, Waldorf y asociados, admito que fue una sorpresa para mi
saber que, pese a que los socios eran relativamente jóvenes, ninguno pasaba de
los treinta y seis años, su despacho ya contaba con cierto prestigio, eso habla de
lo dedicados que son los jefes y es por eso que yo no quería dar una mala
impresión respecto a mi desempeño.
He estado atiborrada de trabajo, ha sido un proyecto tras otro y varios a la vez y si
de por sí he de admitir que cuando me enfrasco en mi trabajo se me olvida hasta
comer, ahora con mayor razón dedicaba la mayor cantidad de tiempo posible a las
partes que me correspondían de los proyectos. Aunque todo ese trabajo me había
servido un poco para olvidarme de mi exnovio y la toxica relación que habíamos
tenido por años, de hecho, con tanto que hacer en los proyectos hace unos días
me di cuenta que me había olvidado hasta de lavar mi ropa, mi casa estaba hecha
un desastre y el cesto de ropa estaba desbordándose.
No me quedaba prácticamente nada que se viera presentable para el trabajo
-que bruta, como pude dejar que eso pasara-
Busque en los cajones y el fondo de mi armario y encontré una blusa color
durazno, me encantaba esa blusa, pero no solía llevarla al trabajo ya que el diseño
tenia un espacio entre los ojales y los botones que hacia que se pudiera ver
fácilmente parte de mi sostén y de mi piel por supuesto, si veías con atención
podrías ver mi ombligo a través de esa blusa.
Busque una camiseta que pudiera ponerme debajo, pero por su puesto, todo
estaba sucio.
-Maldición-
Al final encontré un crop top color con detalles de encaje en color lila, quizás no
era lo ideal, pero fue lo mejor que mejor que pude encontrar, me puse un pantalón
de mezclilla y un blazer azul marino para cubrir la blusa y así partí a toda prisa al
trabajo ya que por todo el lio de buscar algo presentable entre mi montaña de ropa
había perdido tiempo valioso.
Al llegar al edificio donde se encuentra la oficina subí al ascensor y me encontré
con uno de los socios y solo suplicaba que no me reprendiera por estar llegando
casi quince minutos tarde.
-buenos días jefe-
-buenos días, señorita Taibó-
El jefe iba de la mano de una chica hermosa, alta delgada, bien arreglada, cabello
perfecto, maquillaje perfecto, postura perfecta, era mi perfecta antítesis y agradecí
que el jefe estuviera demasiado ocupado con toda esa perfección como para notar
mi retraso, no puse atención a su plática, solo podía pensar en que quería llegar a
la oficina antes de que me reprendieran.
Al llegar al cuarto piso la chica se despidió del jefe con un beso en la boca y bajo
del ascensor en la agencia de modelos que estaba 2 pisos debajo de nuestra
oficina, no pude evitar reír internamente y pensar en el ridículo cliché que acababa