Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Novia del Señor Millonario
Una esposa para mi hermano
Mi esposo millonario: Felices para siempre
La heredera fantasma: renacer en la sombra
No me dejes, mi pareja
Soltando un ronco gemido Lukas cierra los ojos al deleitarse del placer que esa mujer le estaba proporcionando. Frunce el ceño cuando siente que ella succiona su polla con fuerza, era como si deseara arrancárselo.
—¡Oh, siii! Vamos nena, continua chupándome la polla —gime llevando las palmas de las manos detrás de su cabeza.
Sonríe un poco al sentir que ella empieza a masturbar su polla al mismo tiempo que chupa con pujanza. Podía oír claramente el sonido de su lengua como jugaba con su pene, era tan erótico que incrementa su estado de excitación.
La pelinegra afianza la succión provocando que él tense todo su cuerpo, muerde sus labios al sentir que estaba a punto de correrse en la boca de Margot. En ese momento baja la mirada para ver a esa mujer chuparle la polla con fuerza.
Ella levanta la mirada enfocándolo con esos ojos oscuros e intensos y algo diabólicos. Lukas la toma por la cola de caballo que tenía para ejercer presión contra su polla. Esta entra un poco más dentro su boca y con aquello consigue acabar en el interior de su cuerpo.
Lukas muerde sus labios de manera lasciva al verla alejarse de su pene mientras se saborea, la toma del brazo y luego de la cintura; eleva un poco su falda y la hace acercarse hacia su regazo.
El CEO hace a un lado la pantaleta y la obliga a sentarse sobre su polla aun erecta.
—Es un hombre insaciable.
—Y tu muy complaciente…
Dice aquellas palabras para sentarla de manera brusca sobre él, su polla entra con rudeza dentro de su cuerpo provocando que ella gimiera de placer.
—Es muy brusco señor Verchot.
—Pero a ti te gusta cómo te follo, no te hagas la santa.
La sujeta de las caderas apretando su cuerpo al mismo tiempo que mueve su pelvis contra la de ella, la pelinegra se aferra a sus brazos e inclina la cabeza hacia atrás. Empieza a gemir y Lukas cree que eso puede terminar en un problema.
Sin embargo no la detiene y continua penetrando su coño de manera violenta, a ella le gustaba cuando se la follaba de esa forma. El rubio observa como la joven manea esas caderas de manera sensual que despierta sus ganas de volverse a correr
Acelera la embestida para luego dejar al descubierto una de sus tetas de un solo jalón, algunos botones de su blusa se rompen, sin embargo consigue ver el pezón de su teta saltar al compás de las penetraciones.
Lo sujeta apretándolo con fuerza, que ella jadea con gran intensidad, Lukas no logra soportarlo más, pero antes de que pudiera correrse, siente que su pene es bañado por un fluido tibio en el interior del coño de esa mujer.
—¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!
La pelinegra empieza a jadear y menear esas caderas a modo de locura, luego la ve sonreír de victoria lo que le da luz verde de eyacular. Lukas extrae su pene justo antes de que pudiera correrse dentro de ella.
La punta de su pene expulso una gran cantidad de semen que termino a parar sobre la ropa y parte del rostro de ella. Hacia dos días que no follaba, y como Margot era la que siempre encontraba dispuesta para desahogarse cada vez que llegaba de viaje, le resultaba fácil abandonar el estrés con ella.
La joven abre los ojos y le sonríe con dulzura, luego acaricia su mejilla con ternura y es cuando Lukas observa esa mirada que siempre veía en las mujeres y por la cual las mandaba a la mierda a todas.
El rubio frunce el ceño y sujeta la mano de la mujer de inmediato lo que causa que ella se sorprendiera.
—¿Qué es lo que te he dicho? —dice de manera severa.
—No he hecho nada indebido.
—No me mires como si estuvieras albergando sentimientos por mí, sabes bien que te ira muy mal si te enamoras de mí.
La pelinegra ensancha la mirada ante la frialdad de sus palabras.
—No te he mirado de esa manera, Lukas.
—No me creas tonto, Margot. Reconozco a una mujer cuando empieza a enamorarse de un hombre, te deje bien en claro que solo es sexo y nada más. ¡Estas para complacerme!
Hace a un lado a la mujer para ponerse en pie, empieza a acomodar su ropa mientras que ella hace lo propio.
—Solo fue un gesto.
—No me interesan tus gestos, solo me importa coger y ya.
—Sí, entiendo.
—¡Tú lo has aceptado! —dice terminando de acomodar su ropa —. Si no te gusta, podemos dejarlo así y ya. Nunca paso nada, pero si acatas las normas, seguiremos follando como hasta ahora.
Ella traga saliva al verlo, sus palabras eran tan toscas que ella no lograba decir nada. Sin embargo desde un principio acepto ser lo que sea de ese hombre. Y es que no podía negarse, Lukas siempre le había gustado mucho.
Siempre deseo follar con él, aunque sabía bien que sus posibilidades de ser algo más de él era imposible. Era un hombre muy frío en el aspecto romántico. Pero prefería ser su amante de a ratos a no ser nada.
—Seguiremos como hasta ahora.
—Muy bien… —responde algo decepcionado y no entiende porque —. Ya debes irte.
—Si.
Ella acomoda su uniforme y sale de la habitación de Lukas… una vez fuera acomoda su falta y como puede arregla la camisa rota que llevaba puesta. Emprende el camino por el corredor para bajar las escaleras, cuando a mitad de camino se topa con la señora Kristine.
—¿Margot? ¿Dónde has estado metida? Llevo mucho rato buscándote muchacha.
—Señora Kristine, discúlpeme, ¿En qué le puedo ayudar?
—Necesito que llames al jardinero para que venga y acomode algunas cosas, pero necesito que lo hagas ahora mismo.
La mujer frunce el ceño al ver a la chica algo nerviosa, da algunos pasos hacia ella quedando a poca distancia de la pelinegra. La pelirroja enfoca su uniforme fijándose que el primer botón de su camisa no existía.
Luego el aroma que de ella expedía le indicaba que estaba haciendo de todo menos trabajar.
—Quiero que vayas ahora mismo a hacer lo que te he ordenado.
—Si señora.
La joven avanzo por las escaleras a toda prisa mientras que Kristine la ve de soslayo alejarse. La pelirroja niega y luego lleva la mirada hacia arriba.
—Esto es increíble —comienza a subir los peldaños de las escaleras.
Margot frunce el ceño al mirar a la señora Kristine subir las escaleras, aprieta los puños y luego sigue avanzando.
—Estúpida mujer…
[…]
Lukas abandona la habitación justo cuando ve a Kristine caminar hacia él con el ceño fruncido y expresión de pocos.
—No creas que te queda muy bonito lo que estás haciendo con la sirvienta, Lukas.