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Juego de Hermanastros

Juego de Hermanastros

Viviana_t

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Capítulo

Novela erótica. Lukas Verchot es un poderoso empresario que no cree en el amor. Tras la muerte de su madre, su padre volvió a casarse con una mujer que este CEO no aprobaba ya que pensaba que su papá nunca amo a su madre por casarse tan prematuramente. Sin embargo, por designios de la vida el apartamento de Lukas sufre un grave accidente que lo obliga a quedarse en casa de su padre por algunas semanas teniendo que soportar a su madrastra; pero la estadía en esta residencia no le resulta mal ya que se folla constantemente a una de las sirvientas. Pero sus reuniones sexuales con esta mujer se terminan justo cuando conoce a Dana Celaver una noche que llega tarde a casa, esta pelirroja resulta ser la hija de la esposa de su padre, por ende la convierte en una hermanastra de la cual no tenía idea de que existía. No obstante, a este rubio le vale mierda de quien es hija, a él lo único que le interesa era abrir sus piernas para meterse en ellas y saborear la virginidad de su coño. Pero todo este deseo carnal hacia Dana trae consecuencias, unas que Lukas iba a tener que afrontar o hacer lo que comúnmente hacia… huir.

Capítulo 1 CEO insaciable

Soltando un ronco gemido Lukas cierra los ojos al deleitarse del placer que esa mujer le estaba proporcionando. Frunce el ceño cuando siente que ella succiona su polla con fuerza, era como si deseara arrancárselo.

—¡Oh, siii! Vamos nena, continua chupándome la polla —gime llevando las palmas de las manos detrás de su cabeza.

Sonríe un poco al sentir que ella empieza a masturbar su polla al mismo tiempo que chupa con pujanza. Podía oír claramente el sonido de su lengua como jugaba con su pene, era tan erótico que incrementa su estado de excitación.

La pelinegra afianza la succión provocando que él tense todo su cuerpo, muerde sus labios al sentir que estaba a punto de correrse en la boca de Margot. En ese momento baja la mirada para ver a esa mujer chuparle la polla con fuerza.

Ella levanta la mirada enfocándolo con esos ojos oscuros e intensos y algo diabólicos. Lukas la toma por la cola de caballo que tenía para ejercer presión contra su polla. Esta entra un poco más dentro su boca y con aquello consigue acabar en el interior de su cuerpo.

Lukas muerde sus labios de manera lasciva al verla alejarse de su pene mientras se saborea, la toma del brazo y luego de la cintura; eleva un poco su falda y la hace acercarse hacia su regazo.

El CEO hace a un lado la pantaleta y la obliga a sentarse sobre su polla aun erecta.

—Es un hombre insaciable.

—Y tu muy complaciente…

Dice aquellas palabras para sentarla de manera brusca sobre él, su polla entra con rudeza dentro de su cuerpo provocando que ella gimiera de placer.

—Es muy brusco señor Verchot.

—Pero a ti te gusta cómo te follo, no te hagas la santa.

La sujeta de las caderas apretando su cuerpo al mismo tiempo que mueve su pelvis contra la de ella, la pelinegra se aferra a sus brazos e inclina la cabeza hacia atrás. Empieza a gemir y Lukas cree que eso puede terminar en un problema.

Sin embargo no la detiene y continua penetrando su coño de manera violenta, a ella le gustaba cuando se la follaba de esa forma. El rubio observa como la joven manea esas caderas de manera sensual que despierta sus ganas de volverse a correr

Acelera la embestida para luego dejar al descubierto una de sus tetas de un solo jalón, algunos botones de su blusa se rompen, sin embargo consigue ver el pezón de su teta saltar al compás de las penetraciones.

Lo sujeta apretándolo con fuerza, que ella jadea con gran intensidad, Lukas no logra soportarlo más, pero antes de que pudiera correrse, siente que su pene es bañado por un fluido tibio en el interior del coño de esa mujer.

—¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!

La pelinegra empieza a jadear y menear esas caderas a modo de locura, luego la ve sonreír de victoria lo que le da luz verde de eyacular. Lukas extrae su pene justo antes de que pudiera correrse dentro de ella.

La punta de su pene expulso una gran cantidad de semen que termino a parar sobre la ropa y parte del rostro de ella. Hacia dos días que no follaba, y como Margot era la que siempre encontraba dispuesta para desahogarse cada vez que llegaba de viaje, le resultaba fácil abandonar el estrés con ella.

La joven abre los ojos y le sonríe con dulzura, luego acaricia su mejilla con ternura y es cuando Lukas observa esa mirada que siempre veía en las mujeres y por la cual las mandaba a la mierda a todas.

El rubio frunce el ceño y sujeta la mano de la mujer de inmediato lo que causa que ella se sorprendiera.

—¿Qué es lo que te he dicho? —dice de manera severa.

—No he hecho nada indebido.

—No me mires como si estuvieras albergando sentimientos por mí, sabes bien que te ira muy mal si te enamoras de mí.

La pelinegra ensancha la mirada ante la frialdad de sus palabras.

—No te he mirado de esa manera, Lukas.

—No me creas tonto, Margot. Reconozco a una mujer cuando empieza a enamorarse de un hombre, te deje bien en claro que solo es sexo y nada más. ¡Estas para complacerme!

Hace a un lado a la mujer para ponerse en pie, empieza a acomodar su ropa mientras que ella hace lo propio.

—Solo fue un gesto.

—No me interesan tus gestos, solo me importa coger y ya.

—Sí, entiendo.

—¡Tú lo has aceptado! —dice terminando de acomodar su ropa —. Si no te gusta, podemos dejarlo así y ya. Nunca paso nada, pero si acatas las normas, seguiremos follando como hasta ahora.

Ella traga saliva al verlo, sus palabras eran tan toscas que ella no lograba decir nada. Sin embargo desde un principio acepto ser lo que sea de ese hombre. Y es que no podía negarse, Lukas siempre le había gustado mucho.

Siempre deseo follar con él, aunque sabía bien que sus posibilidades de ser algo más de él era imposible. Era un hombre muy frío en el aspecto romántico. Pero prefería ser su amante de a ratos a no ser nada.

—Seguiremos como hasta ahora.

—Muy bien… —responde algo decepcionado y no entiende porque —. Ya debes irte.

—Si.

Ella acomoda su uniforme y sale de la habitación de Lukas… una vez fuera acomoda su falta y como puede arregla la camisa rota que llevaba puesta. Emprende el camino por el corredor para bajar las escaleras, cuando a mitad de camino se topa con la señora Kristine.

—¿Margot? ¿Dónde has estado metida? Llevo mucho rato buscándote muchacha.

—Señora Kristine, discúlpeme, ¿En qué le puedo ayudar?

—Necesito que llames al jardinero para que venga y acomode algunas cosas, pero necesito que lo hagas ahora mismo.

La mujer frunce el ceño al ver a la chica algo nerviosa, da algunos pasos hacia ella quedando a poca distancia de la pelinegra. La pelirroja enfoca su uniforme fijándose que el primer botón de su camisa no existía.

Luego el aroma que de ella expedía le indicaba que estaba haciendo de todo menos trabajar.

—Quiero que vayas ahora mismo a hacer lo que te he ordenado.

—Si señora.

La joven avanzo por las escaleras a toda prisa mientras que Kristine la ve de soslayo alejarse. La pelirroja niega y luego lleva la mirada hacia arriba.

—Esto es increíble —comienza a subir los peldaños de las escaleras.

Margot frunce el ceño al mirar a la señora Kristine subir las escaleras, aprieta los puños y luego sigue avanzando.

—Estúpida mujer…

[…]

Lukas abandona la habitación justo cuando ve a Kristine caminar hacia él con el ceño fruncido y expresión de pocos.

—No creas que te queda muy bonito lo que estás haciendo con la sirvienta, Lukas.

—¿Piensas darme un sermón Kristine?

—¿Qué dirá tu padre de este comportamiento?

—Ha sido él mismo que me ha convencido de quedarme en su casa mientras reparan los problemas en mi apartamento, yo dije que podía quedarme en un hotel.

La mujer eleva una ceja ante el comentario del hijo de su esposo, Lukas era tan incorregible y arrogante. Sin embargo ella no podía objetar mucho, a fin de cuentas era el único hijo de su esposo.

—Por supuesto que no podíamos dejar que te quedaras en un hotel, sin embargo no creo que sea prudente que vengas y tengas relaciones con la sirvienta.

—¿Quién ha dicho que yo me la he follado? —sonríe de medio lado, pasa a un lado de Kristine manteniendo la sonrisa.

—No quiero más espectáculos como esos, Lukas. Debes respetar esta casa.

—Por supuesto…

El rubio pensó que esa mujer era desesperante, quería darse de la dueña de todo solo porque era la esposa de su padre. Hace algunos años que su madre murió y su padre no tardo nada en meter en la casa a otra mujer.

Era evidente que el amor que sentía por su mamá le valía mierda, era increíble que se hubiera vuelto a casar y encima con esa mujer que era desesperante. Es que no entendía que esa casa también le pertenecía a él, pero ella se había adueñado de todo.

Únicamente se quedaba a dormir porque su apartamento era un maldito asco, a mala hora se vino a reventar una tubería inundando todo el maldito piso. Perdió todas sus pertenecías tan solo en dos días que estuvo de viaje.

Baja las escaleras a toda prisa, necesitaba llegar a su empresa. Tenía una reunión importante esa tarde, pero esa Margot sí que le quito tiempo.

[…]

Por la noche mientras que Kristine cena en compañía de su esposo guarda silencio, sin embargo cree conveniente mencionar lo que su hijo estaba haciendo con la sirvienta. La casa no era un burdel para que Lukas estuviera follando con las sirvientas.

—Cariño, debo decirte algo importante —Oliver levanta la mirada para ver a su esposa.

—¿Qué ocurre?

Pero justo en ese momento que Kristine pensaba hablar con su esposo del tema, una de las sirvientas llama su atención.

—Disculpen, señora Verchot… —ambos miran a la muchacha, que casualmente era la misma que estaba follando con Lukas.

—¿Qué pasa? —responde la pelirroja algo irritada.

—Tiene una llamada.

—¿A esta hora? ¿De quién se trata? —frunce el ceño al mirar a su esposo quien también estaba ceñudo.

—Dice que es la Dana.

La pelirroja palidece de inmediato, su corazón comienza a latir con fuerza al escuchar el nombre de la persona que la llamaba. Luego voltea a mirar a su esposo quien estaba igual de asombrado que ella.

—¿Qué abra pasado? —pregunta intrigado.

—No lo sé, hace muchos años que no… —ella detiene sus palabras puesto que hace cuatro años que no sabía nada de su hija Dana —. Hace tanto tiempo que ella no me llama.

—Deberías atender su llamada —le aconseja su esposo posicionando una mano sobre la suya.

—¡Claro!

La mujer se pone en pie y camina hacia donde está el teléfono principal… al tomar la bocina siente un poco de nervios, pero al fin decide contestar la llamada.

—¿Dana?

—Hola ma…

—Hija, ¿Cómo… cómo… cómo estás? Hace mucho que no llamas, yo he llamado a tu móvil, pero no conecta, pensé que…

—Ya no uso ese número, ma…

La pelirroja guarda silencio ante la contesta fría de su hija, se le notaba que seguía muy enojada con ella.

—¿Qué ha pasado, hija?

—Debo decirte algo importante.

—Claro, dime lo que sea.

—¡Mi papá ha muerto!

La noticia de que su ex esposo había fallecido la tomó por sorpresa, no era posible que su hija le estuviera hablando en serio.

—Dana, ¿Qué estás diciendo? —toma el teléfono con ambas manos.

—Que mi papá murió, hace una semana —Kristine traga saliva sintiendo ganas de llorar.

—¿Qué fue lo que paso?

—Choco el coche —la madre escucha que a su hija se le quiebra la voz y siente tanto dolor por ella.

Kristine cierra los ojos puesto que su hija pasaba por un mal momento y ella no estaba a su lado para consolarla. Encima de que se encontraba demasiado lejos.

—Hija, lo siento tanto. Yo… ¿Qué puedo hacer?, no sé cómo hacer para…

—El choque de mi papá provoco un gran daño a una estructura, yo…—el corazón de Kristine se aceleró de inmediato —. Tuve que ceder los derechos de la casa y todo en ella para poder pagar los daños que causo el coche.

—¡Dana! —exclama preocupada.

—Si no se las entregaba a esas personas iba a estar en problemas.

La mujer cubre su boca con la mano, aquello no era bueno. Su hija estaba muy mal y a saber dónde estaba metida, no tenía un hogar.

—Dana, ¿Dónde estás?

—En casa de una amiga, pero ya no puedo quedarme más tiempo. Ma, yo necesito…

—Puedes venir a vivir conmigo, hija.

Dana aprieta la mandíbula al escuchar aquellas palabras, lo que menos deseaba era tener que ver a su madre, pero la situación por la que estaba atravesando no era fácil. Su amiga no podía seguir manteniéndola mientras ella conseguía otro empleo, ya que del último la despidieron.

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