POV Andrew Derickson:
Estoy llorando, tiemblo, camino, corro. Siento frío, pero no me detengo, siento unas manos tomar mi rostro, veo a una mujer, pero no la reconozco. Escuchó sus palabras, que no tienen sentido para mí. Yo no estoy ahí, no en esa realidad, sino en mis pesadillas.
Escucho sus quejidos, su llanto cruel, sus gemidos, suplicando que la deje, no se contiene, sigue lastimándola, ya no soy un hombre, soy un niño pequeño, indefenso, débil. Siento una rabia que me ciega, y un disparo resuena, veo la pistola, los ojos de mi madre se clavan en mí, ya no es ella, ¡Es un monstruo! Grito y despierto.
—Mi amor, ¿Estás bien? —la voz melosa de Jenna me vuelve a la realidad, asiento, estoy en un pasillo de mi casa, bañado en sudor—. Vamos, querido, te llevo a la cama.
Antes de entrar a la alcoba la despido, no me gusta que ninguna mujer duerma a mi lado. Voy al tocador y lavo mi rostro, me miro al espejo, pienso en la jodida pesadilla, que siempre vuelve, sé bien de lo que se trata, pero no quiero recordarlo, ni decirlo a nadie, ni siquiera a mí mismo.
Respiro, camino a la cama, entonces observo el correo en una mesa, estoy viviendo una época de rebeldía tras la muerte de mi padre, hago lo que quiero y no me apetece leer esas cartas tontas, las muevo por curioso, solo hay una que llama mi atención, es un presente de los Rosenbaum, solo por el hecho de ser cercanos a Lady Julie, decido abrir la carta: