Capítulo 1 — Descubriendo el engaño.
Narrador.
Reteniendo un poco de aire, Sapphira solo observó a los lados, y pensando que era una verdadera locura lo que estaba por hacer, elevó su mano temblorosa, para tocar la puerta frente a ella, de la cual salió su hermano Julián unos segundos después.
—¡Sapphira! ¿Qué haces aquí?
Preguntó el chico, apenas la vio, con una mezcla de preocupación, pero también de alegría, al ser tomado por sorpresa; ya que esperaba que ella se hallara a más de dos mil millas de distancia, y no allí frente a él.
—¡Sorpresa!
Alcanzó a decir Sapphira sonriendo nerviosa sin nada más que agregar; mientras abría sus brazos esperando un abrazo que no llegó, todo lo contrario por la cara de Julián, presentía que le esperaba un gran regaño.
—¿En serio te has vuelto loca? ¿Cómo se te ocurre venir sin siquiera avisar?
Abriendo su puerta, él le dio a entender que no la echaría, y haciéndose a un lado, le señaló seguir para entrar al pequeño lugar.
—No me regañes, hermanito, quise venir a verte.
Ingresando, Sapphira contempló el hogar de su hermano mayor, el cual solo era un pequeño departamento, con una cocina, una habitación, y una pequeña estancia en donde se hallaban.
—¿Cómo será que no te creo? Será porque sé que tu llegada repentina se debe a Patricio.
Y ciertamente así era, por causa de su novio, quien llevaba semanas sin responder sus mensajes, es que ella, en un ataque de desesperación, agarró sus pocas pertenencias y emprendió el viaje a otro país.
—Bueno, tienes razón, pero es que… Julián, entiende, Patricio, y yo somos novios; lo menos que podía hacer era venir a apoyarlo.
Sapphira solo trató de convencerlo, y ganándose una mirada de muerte, supo que él no estaba de acuerdo con ella.
—¡Mira, Sapphira! Patricio es un imbécil que no piensa más que en él mismo. ¿Cómo se te ocurre venir así? ¿Si te hubiese sucedido algo en el camino?
El reproche de Julián, salió cargado de ira, pero también de preocupación, y escuchando cómo se expresa de Patricio, Sapphira supo que él no lo quería en lo absoluto.
—Pero no me pasó nada, y aquí estoy. Bien, y a salvo. Yo creo que ya estoy grande como para saber qué me conviene o no, y Patricio, Julián es el amor de mi vida.
Esto lo dijo llena de ira al no ser comprendida, y empuñando sus manos tratando de contenerse, permaneció en silencio a la espera de una respuesta que llegó enseguida.
—¿Bueno, entonces por qué no lo buscas a él? Porque si él es el amor de tu vida, no estás a su lado, sino aquí frente a tu hermano, el amargado.
Sapphira sintió que un nudo en su garganta se formaba, y bajando su rostro, sintiendo vergüenza, tragó, esté un instante después para musitar.