Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Novia del Señor Millonario
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Una esposa para mi hermano
Mi esposo millonario: Felices para siempre
La heredera fantasma: renacer en la sombra
No me dejes, mi pareja
Era cerca de medianoche cuando me disponía a cruzar la carretera que separaba el aparcamiento del Restaurante Pizzería Gavarres, la noche de principios de septiembre era tranquila y el silencio se dejaba notar cuando llegando al coche se escuchó un grito llegado desde el local, debió ser la camarera al encontrar los seis cadáveres con el agujero de bala entre los ojos que acababa de dejar en la terraza, fue un trabajo bien hecho y rápido, así que me subí en el Mercedes SLK de finales de los noventa, previamente robado y salí de la zona de aparcamiento encaminado a cobrar mi recompensa.
Cogí la autovía mientras ponía el manos libres y realizaba una llamada, al tercer tono descolgaron.
-Quien es?- se oyó desde el otro lado del auricular
-trabajo realizado, prepara el dinero, voy en camino- contesté en un tono serio y firme
-hombre, "soldado"- continuó el "correo" después de escucharme- tranquilo, tengo lo tuyo preparado, pásate por el club cuándo quieras-
-estaré a media tarde en la casa- le dije y colgué.
El camino iba a ser largo y encendí la radio del coche buscando una buena emisora para acompañarme en el trayecto, la primera que sonó me desagradó en demasía, una cantante sudamericana que había decidido adaptarse a los nuevos tiempos musicales soltando "eso" que ni siquiera sabría clasificar, lamentándolo también en demasía, el estilo rockero de sus inicios, cambié rápidamente de emisora hasta que encontré música de los ochenta, la mayoría de grupos de rock de los que era ferviente seguidor.